1. El legado de Al-Ándalus


    Fecha: 11/10/2025, Categorías: Gays Autor: iberianescriba, Fuente: TodoRelatos

    ... ligeramente. A veces besaba directamente las nalgas, adorándolas como si fueran un regalazo.
    
    Luego, agarró el flácido miembro de Raúl, lo cual sorprendió a este último. Esto, sin embargo, era otra parte más del malévolo plan de Labib, que no era otro que joderle el cerebro, hacerle dudar de si le estaba gustando o no, para después rematarlo.
    
    El miembro de Raúl fue cogiendo dureza a la vez que su culo iba dilatándose poco a poco. Sus lágrimas, progresivamente, iban desapareciendo a medida que perdía su identidad, pero regresarían enseguida.
    
    —¡N-no, por favor, eso no! —Pidió el pobre Raúl cuando Labib le metió un dedo. —Te daré lo que quieras, de verdad, pero es-
    
    —Deja de suplicar, guarda lo que queda de tu dignidad. —Le respondió Labib, tajante. La compasión no estaba presente en su ADN y sabía que a Raúl no le quedaban fuerzas para debatirle sus órdenes.
    
    Dio un par de pollazos en sus nalgas antes de hacer el amago de introducirla. En ese instante, Raúl habló.
    
    —¿No... no vas a ponerte condón?
    
    Labib estalló a carcajadas.
    
    —¿Condón? Escúchame, maricón.
    
    Se acercó a su oído.
    
    —Te voy a reventar ese culito blanco a pollazos y vas a volver a casa con el culo relleno de mi semen. —Respondió Labib, a lo que Raúl simplemente tragó saliva entre llantos, esperando que todo acabara. —Y he cambiado de opinión, no te mereces que te prepare con los dedos.
    
    El miembro de Labib hizo presión en esa entrada más que apretadita y logró meter hasta la mitad de ...
    ... su longitud en una sola vez. Raúl soltó un alarido de dolor e intentó moverse hacia adelante para sacársela, pero a Labib, que aún mantenía la posición dominante, le bastó con aprisionar de nuevo su cintura y volver a atraerlo hacia él. Fue en este momento cuando, en la marcha atrás, Labib le terminó de meter todo su rabo.
    
    Mientras Raúl sollozaba con su rostro en el piso, Labib soltó un descarado gemido de satisfacción: el culo de su enemigo se sentía espléndido. Sin más, Labib inició el clásico vaivén de una penetración.
    
    Al principio, quiso ser gentil, pero los lloros de Raúl le motivaron a todo lo contrario. La adrenalina de cometer una violación luego de tantos años le tenía extasiado. Su polla entraba y salía violenta y rápidamente del culo de Raúl, quien rogaba por menos:
    
    —L-lento...
    
    —M-más lento... p-por favor...
    
    —¡Aahhgg, j-joder...!
    
    Labib había dejado de escucharle varios minutos atrás. Parecía un animal, estaba fuera de sí. Su concentración se mantenía única y exclusivamente en penetrarlo, en follarlo hasta desgarrar su ano.
    
    Los grandes y peludos huevos de Labib golpeaban sin cesar las nalgas de Raúl, cada embestida era más profunda que la anterior. De hecho, llegó a impactar en más de una ocasión en su próstata, lo que, en teoría, debería haber apaciguado el dolor de Raúl y proporcionarle una pizca de placer, pero su heterosexualidad luchaba por fortalecerse más que nunca y en realidad, aunque quisiera sentir placer, no podía: el dolor era ...
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