El legado de Al-Ándalus
Fecha: 11/10/2025,
Categorías:
Gays
Autor: iberianescriba, Fuente: TodoRelatos
... prosiguió. Sus rosados labios, posados sobre aquella morena piel, deseaban el poder dejar de chupar, pero no podían. Raúl intentaba abarcar la mayor cantidad posible para contentar a la bestia, pero siempre frenaba cuando su nariz se acercaba peligrosamente al oscuro vello púbico de Labib; pero el marroquí ya estaba más que harto.
Labib agarró la cabeza de su presa y lo embestió vocalmente. Sus gordos huevos comenzaron a golpear la barbilla de Raúl mientras la saliva iba escurriéndose hasta caer al suelo. Los azules ojos llorosos de Raúl suplicaban: "Por favor, suéltame"; "Yo no soy marica"; "Me ahogo..."
Fueron más de cinco minutos en los que Raúl sintió náuseas ante la situación y asco hacia sí mismo.
Cuando fue liberado pensó que todo había acabado, hasta que se percató de algo: Labib no había eyaculado.
En ese momento, sintió un gran escalofrío recorrer su cuerpo y aceptó lo que estaba por suceder, ya que no podía hacer nada para evitar semejante atrocidad.
El marroquí se colocó detrás suya y le dio una leve patada que lo hizo caer de bruces al suelo, como si fuera una frágil carta de póquer arrastrada por el viento. Luego, le asestó una contundente nalgada que solo acabó por confirmar todas las sospechas que Raúl pudiese tener.
—P-por favor... no lo hagas.
—¿Que no haga qué? —Preguntó Labib, como si desconociera a qué se refería.
Raúl... simplemente no contestó, pues aún tenía la esperanza de que todo esto fuera una pesadilla y no quería darle ...
... ninguna idea a Labib.
—¿A qué te refieres, Raúl? —Preguntó una vez más, mientras despojaba a este de sus pantaloncitos cortos y sus bóxers negros.
Al momento de ser desnudado de cintura para abajo, notó cómo su polla entraba en contacto con el frío suelo del taller que solía ser suyo antaño.
—¿Hablas de que no te destroce el culo? Porque es lo que voy a hacerte. —Decía mientras manoseaba con un desmedido morbo las grandes, velludas y vírgenes nalgas de Raúl. —Una polla "mora" va a atravesarte el esfínter mientras lloras.
No obstante, no sería ahí cuando Raúl lloraría, sino antes incluso.
Labib se agachó a la altura de sus nalgas.
—Haz un esfuerzo y ponte a cuatro patas, así se te ve mejor. —Ordenó al comprobar que en la posición actual no disfrutaría de igual manera aquel culazo.
Raúl levantó su musculoso pero cansado cuerpo del suelo con bastante esmero, puesto que al tener las manos atadas a la espalda era imposible apoyarse, adoptó dicha posición. Para que no perdiese el equilibrio, Labib lo agarró de la cintura.
Un beso fue lo que comenzó todo.
Labib posó sus labios en el peludo agujero del varón, posteriormente también sacó a pasear su lengua. Así, comenzó a comerle el culo a Raúl en contra de su voluntad, el cual empezó a sollozar: dicha melodia fue música para los oídos del marroquí, como una inyección de masculinidad a su ego.
Inició unos eficaces círculos alrededor del esfínter de Raúl con la lengua, lamiendo de arriba a abajo y presionando ...