La Zorra Elfa - Relatos Eróticos

La Zorra Elfa

... entonces?

€–Si, pero vas a tener que pagarme.

–¿Cuánto quieres?

Me imaginaba por dónde iba la discusión. Pero quería que ella me lo dijera.

–Cien años de servidumbre sexual. Antes de que te niegues, deja que te haga una demostración. Desnúdate.

Me desnudé poco a poco ante la lujuriosa mirada de Sion. Eventualmente me quedé completamente desnuda ante ella. Pensé que me ordenaría mamar, pero me masturbó. Imagino que tenía pensado follarme de primeras. No obstante no me esperaba ser levantada en el aire por ella. Sion me colocó contra la pared, y me penetró. Exhalé un gemido, y Sion respondió follandome salvajemente. Su miembro bien gordo entraba y salía de mi coño húmedo.

–Te podría anular las magias de protección, preñarte, y me darías las gracias. ¿Quieres que te preñe?–preguntó mientras tenía su nabo entre mi húmedo sexo.

–Si.

–Por suerte para tí, no quiero niños. Si no te dejaría embarazada. Aceptaré cualquier acuerdo que tengas preparado, te ayudaré, pero serás mi esclava personal, zorra.

Manejaba mi cuerpo como si nada. Y se lo follaba como si fuera suyo. Era difícil discutir. Ella continuó partiéndome en dos, dándome bien duro. Yo alcancé el orgasmo al mismo tiempo que ella, me llenó mi interior de semen. Mucho semen. Sion después de haberme follado, y con la mente más clara, eligió besarme apasionada y excitada. En vez de volver a besarme, me bajó. Ella dejó que me vistiera, una parte de mi quería seguir teniendo sexo. Por suerte pudo la parte ...

... racional.

–Cuando me duche, pensaré en tí, Enya. Podrías unirte a mi en las duchas.

–Piensa en mi cuerpo desnudo cuando te duches. Si aceptas mis términos, emplearás tú experiencia contra las hermafroditas que un día llamaste hermanas y amigas.

–Nunca me consideraron su hermana o su amiga. No quiero pudrirme en una celda, olvidada tras haber cometido atrocidades para ellas y para gentuza como Orestia.

–Ahh, así que si que has tenido un cambio de verdad. Pensaba que era mi cuerpo nada más lo que te había convencido.

–La elfa más hermosa que he conocido en el mundo está a mis órdenes, y puedo vengarme de las que me han utilizado. Es una oferta irresistible.

Me despedí con un beso de mejilla. Sión se sonrojó, creo que es la primera vez que alguien le da una muestra de genuino cariño. Pasó al menos una semana desde que hablamos y follamos por última vez. Estuve negociando la idea de usar a Sion para atrapar más criminales escondidas. Todavía no tomaron una decisión. Sin embargo, accedieron a hablar con ella. Sion era alta, y fornida. Las esposas probablemente eran poca cosa para ella. Me miró durante unos segundos y asintió. Le leyeron la lista interminable de crímenes en las que estaba envuelta.

–Los crímenes que he cometido son imperdonables, pero no los cometí por gusto, ni por deseo, era mi trabajo legítimo en el sacerdocio. Era mi “deber” cometer todas esas atrocidades. Por eso quiero ayudaros. Las hermafroditas odian la tortura física e inflingir dolor ...