La Zorra Elfa - Relatos Eróticos

La Zorra Elfa

... estaba embarazada, Orestia me daba órdenes al teléfono que deseaba obedecer. Esclava apareció frente a mí, vestida con traje y corbata.

–Eres una embajadora elfa, pero en la sombra serás un títere de Orestia, llevarás al bebé de Orestia en tu vientre y te asegurarás que sus casos y sus planes se llevan a cabo. En secreto no tendrás libertad alguna. Estarás tan sumida en la obediencia, que te encantará carecer de dignidad. Varios años, y amarás a Orestia. Serás una madre estupenda, y Orestia te proveerá.

–¿Que puedo hacer para evitar acabar así?–pregunté desesperada.

–Trabajar en tí, tus gustos son peligrosos, te podrían gustar las mujeres normales o los hombres como una persona normal, pero no, te tenían que gustar las hermafroditas. Traes esa mala maldición familiar respecto al sexo. Respecto a tu fantasía sexual, eso es cosa tuya, y en lo que concierne a Orestia, no lo sabemos. Sabemos que es una superviviente, y es muy astuta, quién sabe qué quiere realmente. Igual es una prueba. Gana pase lo que pase.

–Me gusta ser dominada, y me calienta la idea de que me embaracen. Es una tontería, no debería pensar así, pero no puedo controlarlo. Apenas puedo. Ayúdame.

–Tengo una idea, y requiere sacar de la cárcel a Sion. Piénsalo, hemos leído su expediente, la desea pero la ha dejado tirada. Yo creo que te ayudará, pero no gratis. Podemos quitarnos la parte hermafrodita que nos hace insaciable, seremos más normales y nos podremos controlar más. Tinuviel abrazó el ...

... hermafroditismo, pero podemos renunciar a ello y ser normales. Pero hasta entonces eres vulnerable, porque yo te conozco, compartimos la misma mente. Y se que te dejaras llevar por tus deseos, si es tan grande como dicen querrás que te preñe.

Al llegar, Orestia me envió el acuerdo que tenía que enviar a las autoridades no humanas para liberar a Sion. La obligaba a ayudar a las autoridades a perseguir y entregar criminales a la justicia. Además la asignaba a mí, qué amable por su parte. Las autoridades se quedaron con el acuerdo, y me dijeron que primero tenían que pensarlo. Fui a convencer a Sion, y a pedirle ayuda.

Sión era alta y fornida. Me siguió con la mirada desde que entré a la cárcel. Eché a los guardias por si acaso. Sión estaba sola, no la acompañaba nadie ni tenía nadie con quien hablar. Abrí la puerta y entre a la celda con ella, a pesar del peligro. Le enseñé la teta y vio la marca mágica de Orestia. Puso su mano en mi teta y pareció leer el mensaje con magia.

–¿Cómo ha conseguido Orestia una embajadora?

–Una sacerdotisa dividió mi personalidad y creó otra sumisa. Y Orestia me ha reclutado como su agente, pero necesito tu ayuda.

–Ya, sé que necesitas y que me vas a pedir, porque sé qué maldición corre por tu familia. Y no te va a salir barato. Además probablemente tendrás un fetiche que odias pero que te domina por completo, cómo quedarte embarazada o ser dominada. Y no quieres acabar como la esclava de Orestia. Tiene sentido.

–¿Puedes ayudarme ...