1. Una apuesta, un vestido y un secreto — Segunda


    Fecha: 18/10/2025, Categorías: Transexuales Autor: Diana Laura, Fuente: TodoRelatos

    ... cuadra.
    
    Me miro largo rato. Me toco la cara. Y en mi cabeza aparece una pregunta: “¿De verdad soy ese?”.
    
    Me recuesto en la cama solo con una camiseta blanca y bóxers. Siento la ausencia del corsé, de las medias, del vestido. Respiro, también siento otra ausencia más sutil, como si algo que recién se atrevió a nacer ahora se sintiera expulsado de nuevo. ¿Era esto lo que anhelaba cada noche sin saberlo?
    
    Cierro los ojos. Y sueño con un venado. No sé de dónde viene ni por qué está ahí. Es joven, de pelaje claro, casi crema. Camina entre árboles altos, con pasos ligeros. Me observa. No huye. Se acerca, despacio. Yo estoy inmóvil, pero no tengo miedo. Siento que si hablo, si me muevo, si respiro demasiado fuerte, desaparecerá. Pero no desaparece. Se recuesta junto a mí. Apoya su hocico en mis piernas y me observa. Me siento vista. No como Diana, no comoél. Solo vista. Y me duermo. Así, en el sueño dentro del sueño.
    
    Amanece. Un rayo de sol se filtra entre las cortinas. Me levanto sin prisa, aún tibia del sueño. Me visto con una blusa blanca de algodón, un pantalón holgado beige, un suéter largo que me cubre hasta las manos. Ropa discreta, neutra, suave. Excelente recomendación de Veronica y Luis. Sigo siendo Diana. Pero una Diana en descanso, sin adornos, sin disfraz. Me peino con cuidado. Acomodo la peluca, me aplico solo un bálsamo en los labios. Apenas un toque de corrector en las ojeras. Me observo una vez más. No me esfuerzo por parecer “otra”. Me esfuerzo, más ...
    ... bien, por parecer “yo”.
    
    Ricardo me espera en el auto, ya encendido, con música suave y el cabello despeinado. Tiene una sonrisa de las que no buscan aprobación. Me abre la puerta del copiloto.
    
    —¿Dormiste bien?
    
    —Soñé con un venado.
    
    —¿Eso es bueno?
    
    —No sé. Pero, me gustó.
    
    Me sonríe, curioso.
    
    —¿Lista?
    
    —Creo que sí.
    
    —Salimos antes de que se levanten. No quiero dar explicaciones. Y no creo que tú quieras tampoco.
    
    Asiento. El motor ruge con suavidad. El auto avanza entre calles limpias, aún dormidas. En el silencio, mientras el sol termina de asomar su cara por el horizonte, siento que algo se ha decidido sin necesidad de palabras. Que la línea que separa a “él” yo de yo Diana ya no es un muro, sino una brisa. Una que se puede cruzar de ida y vuelta.
    
    Y aunque aún no sé qué soy o qué quiero ser, sí sé una cosa: estoy empezando a disfrutar el viaje.
    
    Ricardo baja el volumen de la música. El auto serpentea por calles tranquilas, aún mojadas por el rocío.
    
    —Entonces, ¿ya pensaste qué llevarás a Ibiza?
    
    —Claro— respondo, segura. —Llevaré ropa mía. Ropa de verdad, ya sabes. Quiero descansar un poco de todo esto. Fue divertido, sí, incluso más de lo que pensé, pero también agotador. No sé, no me gustaría cruzar todo un país, ¡todo un océano! fingiendo.
    
    Ricardo guarda silencio unos segundos. No parece en desacuerdo, pero tampoco lo veo convencido.
    
    —Entiendo— dice finalmente. —Tiene sentido.
    
    La radio deja sonar una melodía instrumental suave, ...
«12...678...16»