1. Antonio y Martín se follan a la hija de un amigo


    Fecha: 12/10/2025, Categorías: Hetero Autor: AntonioSPA, Fuente: TodoRelatos

    ... una cadencia ruda, rítmica, bien medida.
    
    —Ahora vas a saber lo que es follar con un camionero de verdad, princesa.
    
    Martín soltó una carcajada, más picado de manera amistosa que verdaderamente susceptible.
    
    —Acaba de enterarse, mamonazo —gruñó con una sonrisa torcida, mientras se acariciaba el rabo.
    
    Antonio la agarró del pelo, tirando de ella hacia atrás para que la espalda se le arqueara aún más.
    
    —¿Así te gusta, putita? ¿Te gusta sentir mi polla hasta el fondo?
    
    Ella asintió, sin voz, con los ojos perdidos en una mezcla de agotamiento y éxtasis.
    
    Los jadeos se mezclaban con el sonido húmedo y rítmico de los cuerpos chocando, con los gemidos entrecortados que llenaban la habitación como un eco sucio. Martín, aún con el pulso acelerado y el torso sudado, se pajeaba despacio, medio empalmado otra vez, observando con los ojos entrecerrados cómo su colega tomaba el relevo sin tregua, como si se hubiera entrenado toda la vida para eso.
    
    Y lo que más le calentaba no era el acto en sí, sino la escena completa: ver a Antonio, ese cabrón de espaldas anchas y manos de camionero, empotrándose a una de esas jovencitas con cuerpo de muñeca y ojos llenos de vicio. Le fascinaba el contraste, esa mezcla de poder físico y experiencia bruta que convertía cada embestida en una lección de dominio. Cómo la chiquilla, tan liviana y nerviosa al principio, acababa aplastada bajo él, rendida, transformada en un amasijo de gemidos y piernas temblorosas. Ver cómo el veterano la ...
    ... manejaba sin esfuerzo, con esa mezcla de oficio y mala leche, lo ponía a mil.
    
    Era un morbo sucio, instintivo. Y Martín no se lo cuestionaba. Lo disfrutaba. Y punto.
    
    Antonio se detuvo y miró a su amigo con esa sonrisa lupina y una ceja en alto, con la polla bien incrustada en el coño de la joven.
    
    —¿Qué, macho? ¿Por qué no le calzas la tranca tú ahora en la boca y entre los dos la dejamos tan llena de leche que no sepa si escupir o mear?
    
    Martín soltó una carcajada ronca, de esas que parecen salir del pecho, y se levantó de la silla desperezándose como un oso recién salido de hibernar.
    
    —Ésta se levanta afónica y con la mandíbula temblando, te lo aseguro —gruñó, sacudiéndose la polla con una mano como quien prepara una herramienta de trabajo.
    
    No esperó más. Se arrodilló delante de Eva, con la verga dura entre los dedos, y se la metió en la boca sin ceremonias, disfrutando del calor húmedo que lo envolvió al instante. Notó cómo los labios de la chica temblaban al cerrarse sobre aquella carne gruesa, y cómo su lengua, aún insegura, dudaba un instante antes de empezar a lamer como mandan los cánones.
    
    Antonio, mientras tanto, con el glande hundido en lo más profundo del coño de Eva, volvió a mover las caderas con un ritmo lento y pesado, como quien arranca un camión cargado en cuesta. Pero pronto empezó a meter más presión, y el golpeteo de sus huevos contra su sexo marcaba ya una cadencia canalla que prometía guerra.
    
    —Así, tragando como una buena guarrilla —gruñó ...
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