Antonio y Martín se follan a la hija de un amigo
Fecha: 12/10/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: AntonioSPA, Fuente: TodoRelatos
... dorso de la mano—. Eres más lista que el hambre, jodía.
—Eres una cabrona de cuidado, ¿lo sabías? —añadió Martín, negando con la cabeza, pero con una sonrisa de oreja a oreja que delataba su asombro—. ¡Con razón Benito siempre anda medio empanao!
Eva les devolvió la sonrisa, pero sus ojos brillaron con una astucia inesperada, una chispa que revelaba un plan maestro. Con un quejido apenas audible, y a pesar de la obvia molestia que le causaban sus movimientos después de la tralla recibida, se incorporó con cierta dificultad. Lentamente, estiró un brazo hacia la mesita de noche, donde un pequeño escritorio improvisado estaba abarrotado de libros y apuntes universitarios. De entre el desorden, con una precisión milimétrica que demostraba lo bien que lo tenía todo pensado, sacó un teléfono móvil cuya pantalla les mostró tras un breve tanteo. Les mostró un video. En él, se veían sus cuerpos entrelazados, los movimientos violentos, y se escuchaban los gemidos, las palabras sucias, cada segundo de lo ocurrido en la última media hora.
—Y para que no se os olvide esta noche, lo he grabado todo. Bueno… acabo de borrar la última parte —dijo Eva, con una voz que ahora sonaba fría, calculada, casi profesional. Sus dedos se movieron con pericia sobre la pantalla, mostrando el progreso impecable de la grabación—. Lo tengo todo. Desde que el bruto de Martín entrara en mi habitación hasta… bueno, hasta casi ahora. No se me ha escapado un detalle.
Los dos camioneros dejaron de ...
... reír de golpe. Sus sonrisas se congelaron, sus rostros tensos. Se miraron el uno al otro, una punzada de pánico asomando en sus ojos, y luego a la chica, que los observaba con una calma imperturbable.
—Espera… ¿qué coño significa esto, guapa? —preguntó Antonio, la voz apenas un hilo, el buen humor evaporado.
Eva les dedicó una sonrisa maliciosa, mientras su pulgar se cernía, amenazante, sobre el icono de enviar. La tensión en el ambiente era palpable, casi eléctrica.
—Significa que si no queréis que este video le llegue a mi padre en los próximos diez segundos, vais a tener que soltarme cien pavos… cada uno. Ahora mismo.
Antonio y Martín intercambiaron una mirada de asombro, casi de incredulidad, mezclada con una pizca de frustración y, extrañamente, una enorme admiración. Aquella cría no sólo los había superado en picardía, los había desnudado en su propia cama y, para colmo, les estaba sacando tajada. Antonio pensó que, joder, aquello debía ser cosa del karma. Ellos mismos les habían hecho lo mismo a unas chavalitas el mes pasado, grabándolo todo para luego coaccionarlas como un cabrón. En su caso para asegurarse de que guardaran silencio, en el de Eva para usarlo como moneda de cambio. Y ahora la jugada se les volvía en contra.
Lentamente, una nueva carcajada burbujeó en el pecho de Antonio, y Martín no tardó en unírsele. No era rabia lo que sentían, sino una admiración sincera por la inteligencia y la desfachatez de la chavala.
—¡La virgen que me parió! ...