El legado de Al-Ándalus
Fecha: 11/10/2025,
Categorías:
Gays
Autor: iberianescriba, Fuente: TodoRelatos
... medio de su crisis emocional por la enfermedad de su madre.
—Ahora mismo, Raúl. —Respondió con una pizca de rencor en su afilada lengua. En lugar de la bebida, deseaba destilar infinidad de insultos hacia él, provenientes claramente del despecho por no haber dejado a Lucía.
Por otro lado, Labib se limitó a terminar de ver el partido con la esperanza de que su equipo remontara mientras iba analizando el estado de Raúl. Se aseguraría de que todo saliese tal cual lo planeado.
Contra todo pronóstico, Marruecos metió su primer gol del partido, alcanzando el temido empate. Hubo prórroga, pero el final no llegó hasta los penaltis, donde, tras una intensa batalla, España se alzó con la victoria, quedando el resultado en 3-1 a favor del país ibérico. Fue allí cuando Raúl firmó su sentencia de muerte.
—¡Sí, joder! ¡A joderse, putos moros! ¡Que viva España, que viva! —Vociferaba Raúl, con el alcohol habiendo invadido ya cada extremo de su cuerpo.
Casi ni se mantenía en pie.
Los gritos racistas de Raúl no recibieron ninguna penalización, pues la euforia era más que colectiva, pero a Labib solo le importaba la voz de su enemigo, la cual siguió desde la salida del local hasta la esquina de la calle, donde había tres direcciones: si tirabas todo recto y luego girabas a la izquierda, te encontrabas con el hogar de Raúl; si en lugar de eso, tomabas el camino de la derecha y bajabas una pequeña cuesta, llegabas a la casa de Labib. Sin embargo, no irían por ninguno de ...
... esos caminos.
Cuando dio la orden, los compatriotas de Labib agarraron a Raúl al llegar a dicha esquina. Intentó forcejear, pero, incluso sin estar ebrio, ¿qué podía hacer un solo hombre contra otros tres? Labib disfrutó de la imagen de ver a su enemigo sometido, y, sin más, acabaron dentro del taller que antes poseía Raúl.
Allí, acorralaron a Raúl sobre el suelo, con las manos detrás de su espalda, como si fuesen a ponerle un par de esposas.
—¡Soltadme, moros de mierda! —Exigía un exhausto y ebrio varón, sabiendo que solo lograría escapar gracias a la benevolencia que aquellos no poseían.
—Guarda silencio, capullo. —Dijo uno de los sin nombre. –¿O quieres que desfiguremos esa bonita carita?
Raúl sintió repulsión cuando ese mismo hombre dejó sus huellas dactilares en su rostro. No dudó en morderle un dedo, y a cambio, recibió una patada que le hizo gritar de dolor y escupir sangre.
—H-hijo de puta... —Dijo Raúl con su voz empequeñecida, escupiendo los restos de sangre que aún le quedaban.
—Dejadme con él.
Una conocida voz penetró los oídos de la víctima: Labib. Ese puto cabrón.
—¿Y si intenta rebelarse? —Habló otro de sus secuaces.
—Eso no pasará, lo sé. Limitaos a dejarle las manos amarradas en esta posición, coge la cuerda.
Raúl intentó resistirse de nuevo, ahora con menos fuerzas, pero volvió a fallar. Ya sí que sí, no tenía escapatoria.
Al fondo, se escuchó cómo la puerta se cerraba, dejando a Raúl y Labib solos, "cara a cara", por ...