La Abogada del Diablo - Relatos Eróticos

La Abogada del Diablo

... dibujando mucho mas nítidamente la suela de esta que la vez anterior. Al instante fue la nalga izquierda la que recibió una nueva caricia de la zapatilla granate con suela amarilla rugosa, arrancando otro grito sordo de dolor de la garganta de Diana, que comenzó a llorar como una niña pequeña. El picor, el dolor era indescriptible. Uno tras otro, sin prisa, dejando un tiempo entre cada zapatillazo para que se recuperara algo, y volviera a sentir el picor del siguiente, los zapatillazos fueron cayendo sobre el desprotegido culo de la joven estudiante. Diana lloraba como una magdalena pero no suplicaba que el castigo cesara, lo asumia con valentía y valor. Sus ojos estaban anegados, y de vez en cuando se los limpiaba con las manos, dejando siempre una apoyada sobre el suelo. Eran en esos momentos cuando podía ver los pies de Laura, uno calzando la pareja de aquella malnacida zapatilla granate que la estaba dejando el culo mas caliente que las ascuas de una hoguera recién apagada, y el otro descalzo cubierto por aquella media que la ponía aun mas caliente a cada momento. El culo la ardía, la quemaba, la dolía, y aun así estaba mas mojada que nunca. La zapatilla seguía cayendo sobre su culo, y este empezaba a no sentirlo, o si.

-Veras como la próxima vez estas más atenta cariño. Te voy a dejar el culo que no te vas a poder sentar en una semana por lo menos. – la medio grito Laura, que comenzaba a acusar el esfuerzo. Por lo menos ya la había dado cincuenta zapatillazos a ...

... aquella descarada jovencita. La verdad es que se estaba comenzando a mojarse también al ver ese pequeño, redondo y prieto culito tan rojo como la mermelada que se comía por las mañanas en el desayuno.

-¡Lo sien -to Lau ra! – dijo entrecortada Diana disculpándose una vez mas, y llevándose la mano derecha al culo porque ya no resistía mas el dolor de la zapatilla.

Laura la retorció el brazo aprisionándoselo sobre su espalda, impidiendo así que se lo protegiera, y como si aquella acción la hubiera aun cabreado mas comenzó a dar zapatillazos más duros, intensos y rápidos sobre el culo de la joven, que comenzó a berrear como una posesa. Diana apretó los dientes, y cerro sus ojos con fuerza, sin duda aquella era la mayor paliza que la habían dado en su vida, y lo peor es que la tenía merecida. Pobre niña, con el culo escocido por la tener aquel pastel tanto tiempo allí, mientras ella…..

Laura tras darle no menos de cien zapatillazos a Diana dejo caer la zapatilla al suelo, y levantando un poco su pierna derecha indico a la joven que podía retirarse de su regazo. Se dejo caer a sus pies, llevándose las manos al culo para acariciárselo con ganas quedando hecha un ovillo a los pies de su amada. Laura metió su pie en la zapatilla calzándosela, no sin antes darla la vuelta con el con total destreza ya que esta había caído del revés. Todo bajo la atenta mirada de Diana que pensó. “Esa es la zapatilla que me dejado el culo ardiendo. Joder como me gusta esa zapatilla. Como me gusta ...