Annika - Relatos Eróticos

Annika

... nariz y los ojos y caía cuello abajo. Aquello ya fue demasiado, y levantando mis caderas al máximo, noté como sus dedos se hundían una y otra vez haciéndome estallar en un orgasmo salvaje. Jadeé como una perra, hasta caer exhausta sobre la cama.

Noté como sacaba los dedos de mi coño, y poco a poco se separaba de mí. Con descaro se limpió los dedos en la Hermes y se levantó. Yo me quedé exhausta. ¿Qué había pasado? ¿Como esa tía me había hecho todo aquello y encima me había hecho disfrutar? Porque la verdad es que había sido una pasada. Allí estaba yo, tirada en la cama, con la cabeza empapada en fluidos femeninos sexuales, la falda subida a la barriga, las bragas medio rotas y el coño al aire. De repente oí el bip bip de un mensaje de whatsapp en el móvil. Desganada lo cogí para mirarlo. Me giré incrédula hacia Annika. Ella estaba en mi vestidor, con el móvil en la mano. Se había puesto unas bragas mías, uno de mis pantalones y me miraba sonriendo.

Has estado muy bien. Vas a ser mi puta.

El mensaje del móvil era una foto en la que se me veía la cara hundida en un coño. Los ojos cerrados y la expresión solo se podía definir como de placer. Era yo comiéndole el coño a Annika en pleno éxtasis. No recordaba en que momento había pasado de la obligación al placer, ni como había hecho la foto. Pero no había duda, la cara era de placer.

Otra cosa tampoco dejaba lugar a dudas. Iba a ser su puta.