Annika - Relatos Eróticos

Annika

... parar y no pasará nada. Lo podemos solucionar…

Su mano me agarró por la nuca y me estampó de nuevo contra su entrepierna. Tenía mis piernas agotadas de tanto moverse, así que las paré, pero manos seguían intentando coger sus piernas para apartarlas pero era imposible. Me quedé respirando, enganchada a su pantalón, sin poder evitarlo. Olía mucho y me temía que no solo a sudor. Tenía mucho calor.

Ahora que parece que te estás relajando. Saca la lengua y chúpamelo como la puta zorra que eres. Venga sé una buena perrita. Te va a gustar

No me podía creer que esto me estuviera pasando a mí. Coño !! Yo era alguien importante y me tenía inmovilizada una puta chacha rusa que quería que le comiera todo !! Tras el cabreo, el susto y el miedo, mi mente analítica se puso a trabajar. Muchas veces, en las negociaciones complicadas, hay que ceder un poco para luego recuperar tu posición, así que con mucho asco saqué la lengua y dí un lametazo a su pantalón. Era solo lycra, no pasaba nada.

Pues vaya, pensaba que iba a ser más dificil.- dijo la muy cabrona de Annika.- A ver si será que de verdad eres una perra. Vamos a verlo

Diciendo esto, y sin separar su coño de mi cara, cogió el cordón que ajustaba el pantalón a su cintura, lo desabrochó lentamente y luego, de un tirón, rasgó su pantalón, siguiendo la costura que pasaba por la mitad. De repente tenía frente a mi, sus bragas. Eran las típicas bragas de color carne que no llevaría ni mi abuela. Levantó un segundo el culo para ...

... acabar de romper el pantalón, pero antes de tuviera tiempo a reaccionar y escaparme se volvió a sentar.

Venga, perra bonita. Demuéstrame que te gusta el sabor de tu amita.

Intenté apartar la cara de sus bragas, pero apenas la podía mover porque estaba aprisionada entre sus piernas. Era imposible. No podría escapar, pero no se lo iba a chupar. Vamos eso de ni de coña. Esperó un poquito restregandome la entrepierna por mi boca y nariz. Al poco, se metió la mano en las bragas y se empezó a masturbar.

No sabes las veces que he pensado en tenerte entre mis piernas como ahora. Ahora piensas que no, pero te va a gustar.

Diciendo esto, sacó la mano de sus bragas y se limpió los dedos en mis labios. Los noté mojados, muy mojados. El olor ahora se había vuelto muy intenso, denso, salado, una mezcla de sudor y flujos vaginales. Sabía el gusto de los flujos, porque cuando me masturbaba tenía la manía de chuparme los dedos luego para limpiarlos. Era una guarrada. lo sé, pero no lo podía evitar.

Venga perrita solo un poquito más y serás libre. Sé buena.- Diciendo esto se volvió inclinar hacia mi. Noté las gragas húmedas en mi cara y el olor a sexo que lo envolvía todo. Decidida a acabar con esto de una vez, saqué la lengua y empecé a lamer las bragas. Tan suavemente como pude para no excitarla más, ni provocar más flujo del necesario. Suave, que pareciera que se lo chupaba pero sin hacerlo.

Su mano, me acariciaba y empujaba la cabeza contra su sexo. De repente con la otra ...