El pervertido de mi marido
Fecha: 05/08/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
... esa noche ni lo toqué. No entendía nada. No sabía con quién hablarlo. Cierta madrugada, volviendo a casa se me ocurrió preguntarle a los chicos, pero sin que se den cuenta. El más grande es Mateo, aunque no sé cómo es que no tiene ni un amiguito. Pero es el que más puede comprender de los 4. Al día siguiente los invité a un helado, y cuando bajó el sol de un domingo denso y húmedo fuimos a la placita. Ahí, entre galletitas y gaseosa me fueron dando algunos detalles. Pero el testimonio más grueso fue el de Mateo. ¡para mí que al papi le gusta la tía Lili, porque se la lleva a dormir con él cuando viene… aparte le mira la cola… y el día que estaba parada en la silla se la acariciaba, le subía el vestidito y le pegaba suavecito! Aparte a veces se escucha como que se besan! No pude disimular las lágrimas, ni la bronca ni las ganas de morirme ahí mismo. Quería que la tierra me trague. No pensaba ni en mis hijos. Me dolía todo! Luciana agregó que papi a veces la echa de su pieza cuando está durmiendo la siesta para entrar con Lili, y que luego se oyen grititos. El muy imbécil se cogía a la pendeja en la cama de su hija! Eso me dinamitó los sesos. Si lo tenía en frente no respondía de mí. Al fin en casa, me puse a revisarla de pies a cabeza. Debajo de la cama de Luciana encontré varios forros usados y dos tanguitas. Yo siempre tomé pastillas porque odio el preservativo! Nuestro dormitorio estaba libre de culpas. Pero en el de los varones había más forros y calzones, la mayoría ...
... sucios. Pensé en que tal vez Rodolfo le pagara a Lili por sexo, y sentí pena por ella. Por eso, la mañana que entró a casa antes de mi último paso por allí la saludé con normalidad, y como nunca me detuve a mirarle las tetas y el culo, pensé que no estaba nada mal la petiza. Pero se curte a mi marido, y en mi cama, y en la casa de mis hijos! Esa mañana le avisé que no volvía hasta la noche. Desafortunadamente para Rodolfo los planes cambiaron. A la siesta me pedí un taxi en el trabajo, me tomé un analgésico para la cabeza, esperé mientras le fumaba un pucho a un compañero y, en cuanto el coche llegó lo abordé. Le pedí que fuéramos a toda máquina. Le pagué el doble apenas arribamos en la cuadra anterior a mi casa. Caminé hasta la entrada que da al patio, abrí sigilosa el portón del garaje y entré. Me escondí en el ligustro que une mi patio con el del vecino, y vi a Lili en bombacha y corpiño tendiendo ropa. Al rato se oye la voz de Rodolfo desde adentro. ¡dale guachita, querés mate o no?, y ya vení que quiero esa conchita! Ella se sacó el corpiño, lo tiró en el pasto y entró a la casa. Entonces me pegué a la ventana de nuestra pieza, y nada. Enseguida escuché a Lili gritar: ¡pará tarado, despacito que duelen las tetitas! Estaban en la pieza de Luciana! Cambié de ventana y esperé paciente. La acción estaba ante mis ojos. Lili le chupaba de a sorbitos la pija a Rodolfo, sentadita en la cama mientras él le amasaba las tetas y se las apretaba con un broche de la ropa. Cuando Rodolfo ...