Y estallaron las estrellas...
Fecha: 25/07/2019,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... enorme falo, sintiendo el ardiente calor de la verga, enterrada entre mis muslos, mientras que él seguía depositando una lluvia de besos y chupones en mis tetas desnudas que se derramaban sobre su rostro. Una de sus manos se deslizó por mi espalda hasta que llegó a mis nalgas... y allí completo el inmenso placer que sentía al separarme las cachas introduciendo los dedos en mi culo. ¡Estaba viniéndome... viniéndome a chorros!... Nunca pensé que pudiera venirme, y mucho menos de aquella forma. Uno de sus dedos en mi ano, moviéndose acompasadamente, entrando y saliendo, mientras que su verga chorreaba leche pastosa sobre la labia de mi concha. Y para finalizar, sus labios mordiendo mis tetas, chupándome los pezones... Aquello era demasiado para resistirlo y me vine sin cesar, por lo menos cuatro veces consecutivas. El asqueroso de mi marido jamás me había hecho algo remotamente parecido, así que para mí todo lo que estaba sucediendo era nuevo. Pero allí no paraban sus caricias. Yo estaba desesperada porque me la metiera. Quería su verga enterrada en mi gruta, entrándome en un bombeo espasmódico; quería sentirlo frotándome las paredes de la vagina con aquel trozo de dura y sabrosa carne caliente. Sin embargo, él no parecía dispuesto todavía a llegar a ese punto... todo lo contrario. Se fue deslizando hacia abajo, reptando por mi vientre, sus labios seguían depositando besos encendidos y ensalivados en mi piel, se detuvo en el ombligo acariciándolo con la lengua. Di un gritito de ...
... profundo placer... un grito que me nació del fondo de mi alma, mientras que mis manos buscaban su cabeza y trataba de enterrar su cara en mi vientre. Él sonrió y continuó bajando. ¡Oh, ya sentía el calor de su aliento sobre mis vellos púbicos!.. Sentía como estos se movían al compás de su respiración, al calor de su ardor interno. Mis muslos temblaban y se abrían de lado a lado ofreciéndole mi vulva abierta y empapada en leche; sí, mi rajita rodeada de vellos oscuros, mi cavidad profunda y densa, de tejidos rojos y rosados. Estaba temblando por completo, todo mi cuerpo estremecido de convulsiones como si tuviera fiebre alta. Sin embargo, cuando esperaba que sus labios se posaran en mi vagina, y que me metiera la lengua y me la mamara, lo que hizo fue meterse entre mis muslos abiertos. Los colocó en sus hombros y al momento sentí que explotaban todas las estrellas del universo, cuando su fierro desgarró mi cuerpo, penetró rampante hasta lo más profundo del canal de mi vagina y comenzó a moverse en acompasados bombeos que mi amante completaba inclinado sobre mis tetas y mamándolas alternativamente. Me abracé a su cuerpo con piernas y brazos, adaptando mis caderas por primera vez en la vida a otro ritmo, más vibrante y más contundente… Mis labios en los suyos, trasmitiéndole los jadeos que escapaban de mis pulmones ensordecidos por el ruido de mi sangre que me estallaba en las arterias... Hasta que al fin lo sentí que se ponía rígido, inmóvil, para después, empujar con todas sus ...