Compartiendo a Brenda, mi esposa
Fecha: 20/10/2018,
Categorías:
Incesto
Infidelidad
Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos
... Mi semen escurría por la pared, aunque un chorro fue a dar hasta el patio. Dios mío como disfrute y al mismo tiempo los odie con todo mi corazón. Estaba claro que mi cuñado había terminado, pero seguía entrando y saliendo de Brenda. ¿Y quien no? Yo hacía tiempo que ya no… ¡diablos! Cuando sentí el semen de mi hermano en mis entrañas tuve un nuevo orgasmo, me sentí mujer. Me gustaba sentirme una puta y aunque sentía que su verga dentro de mi poco a poco se ponía flácida, el seguía y yo estaba a tope. Podía estar ahí por horas. Pero… mi marido. ¿Nos escuchó? Ahora sentía vergüenza. Todo ese escándalo y Ramón a unos pasos, escuchándolo todo. —¿Te gusto? —No se trata de que me guste-Me levante y busque mi ropa. Todavía tenía puesto el vestido o bueno, seguía enrollado en mi cintura. Tenía que bañarme, el semen de mi hermano me escurría por las piernas y además tenía que ver a mi marido y hacerle entender que esto es para un bien común. Cuando salí de la ducha, los encontré frente al televisor. El fútbol está entretenido, pero se sentía la tensión en el aire. Ni siquiera se volteaban a ver. Me senté en las piernas de Ramón y le di un beso que despreció. Tenía razones para estar enojado. Mi hermano tenía esa risa burlona que lo caracteriza. Cenamos en silencio y cuando estuvimos a solas traté de explicarle que solo fue para que tengamos un hijo. Nada más. —¿Y para que tengamos un hijo le mamaste la verga y el te mamo la panocha como un animal? —¿Nos estabas espiando?-trate de ...
... defender lo indefendible, si nos vio, sabe que disfrute muchísimo. Pero debo ser la ofendida o esto se va a salir de control. —No… pero se escuchaba, seguro hasta los vecinos se dieron cuenta. —¿No estás celoso o si? —¿Celoso yo?¿De ese perdedor? —¡Oye!–sabía que el que se sentía perdedor era el, así que tenía que quitarle las telarañas de la cabeza. Me perdí entre las sábanas hasta toparme con su verga y comencé a mamar. Se resistió un poco, poco pero en cuanto se le puso dura, se dejo llevar. Pensé en montarlo como a mi hermano, pero se vino enseguida. ¡Mierda sigo caliente! Me mamo la verga de una manera maravillosa, tenía mucho que no se tragaba mi semen. Luego nos dormimos abrazados. A la mañana siguiente, cuando desperté, ella ya no estaba en la cama. Salí a la sala y escuché los mismos ruidos en la habitación de al lado. Yo tengo la culpa de lo que me está pasando. —Solo será esta vez y ya, no quiero echar a perder mi matrimonio por uña estupideces -Muy temprano me llegó un mensaje de mi hermano “ven rápido” salí aún en bata y cuando entre, tenía en la mano un “bodie” que usaba para una compañía de cerveza y me quedaba muy ajustado. —Claro, solo que este siempre fue mi favorito. —No creo que me siga quedando… espera-ya sin el menor respeto me quito la bata e hizo que metiera mis pies, la Licea se estiraba por mis piernas, mi culo se fue ajustando y la cintura no fue problema. Metí mis brazos y se dispuso a subir el cierre por la espalda. Aunque le costó trabajo, por fin ...