1. Paola Cap I. Infiel por Venganza


    Fecha: 31/07/2018, Categorías: Infidelidad Autor: dantestr, Fuente: RelatosEróticos

    ... de él. Al fondo, sentado tras un mesón, un viejo de barba hojeaba un ejemplar de Playboy. El sonido de los tacos de Paola hizo que se despabilara. Se levantó de inmediato; no medía más de un metro setenta, por lo que debió levantar su mirada hasta los ojos de su visitante. Paola notó que los ojos del viejo la recorrían en una fracción de segundo, y experimentó una molesta sensación, que por extraño que parezca no le resultó del todo desagradable. Al recordarla después no sabría explicarla, pero fuera lo que fuera no la hizo dar vuelta atrás. Y en adelante se sintió como una tonta cada vez que le venía el impulso de salir corriendo de ahí. Se le ocurrió que la protección que le brindaba su buena vida la había vuelto temerosa. ―¿En qué puedo atenderla, señorita? ―preguntó amablemente el viejo, que parecía ser el propietario. ―Me gustaría ver los vestidos que hay en vitrina… el rojo y el morado ―dijo Paola, señalando los maniquíes. ―Los tengo en bodega; llegaron hace poco, y todavía no los he ubicado en las estanterías―. El viejo miraba alternativamente sus ojos y sus pechos. Ahora Paola se sintió insegura, expuesta directamente a una inspección que le pareció invasiva. Sin embargo, el tono amable del viejo, incongruente con sus lascivas miradas, de alguna forma la tranquilizó. Se dijo que ese hombre era como cualquier otro, y que ella provocaba esas reacciones en el sexo opuesto. De pronto hasta lo compadeció, al pensar que nunca podría satisfacer su deseo de gozar a una ...
    ... mujer como ella. ―Pero voy a traer algunos de la bodega —agregó el viejo—. Vienen en tallas europeas estándar, y creo que la de los maniquíes le vendría a la perfección. Se dio vuelta y desapareció por una puerta que había tras el mostrador. Paola se quedó pensando en lo que había dicho el hombre: “La talla de los maniquíes le vendría a la perfección”. Esos maniquíes eran especiales para lucir ropa interior y trajes eróticos. No eran planos como los de las tiendas habituales, sino voluptuosos y torneados. Sonrió al darse cuenta que estaba tomando la curiosa comparación como un cumplido. El viejo volvió con una gran caja de cartón, de la que extrajo dos vestidos empacados en fundas plásticas, uno rojo y otro morado. ―El probador está ahí ―dijo, indicando una cortina situada hacia el fondo del local. Paola se dio cuenta de que su voz revelaba cierta dosis de ansiedad. No estaba en los planes de Paola probarse ropa en un antro como ese, pero le gustaban mucho los dos vestidos. Tras pensarlo un momento, los tomó y se dirigió al probador. Encendió la luz, corrió la cortina, y se encontró con un espacio limpio y bien iluminado. Se sorprendió al ver a un costado un espejo de cuerpo entero en perfectas condiciones; no se había imaginado un probador así en un sexshop. Lo único que la seguía molestando era el tipo de gente que visitaba esas tiendas. Estaba a punto de desnudarse muy cerca de un tipo que estaba eligiendo una película porno. La curiosa situación le pareció cómica, pero le ...
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