1. Verano caliente con Gerardo


    Fecha: 27/09/2017, Categorías: Transexuales Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... estrecho. Dijo “qué linda cola que tenes”. Entonces lo empujé, un poco, lo suficiente para poder bajar mi mano entre sus piernas y acariciar, por encima del pantalón, su pija dura y tibia. Le desabroché el cinturón con las piernas temblando, me puse de rodillas sin dejar de tocarlo y mi boca quedó a la altura de su miembro. Sentí mi cara encendida como una brasa. Lentamente le baje todo hasta dejarlo desnudo de la cintura para abajo. Me envolvió el olor de la pija y sin dudar un instante le pasé la lengua por la cabeza y me la metí entre los labios. Se la chupé despacito, mojándola con mi saliva, empezando por el glande rojo, mientras con una de mis manos subía y bajaba masturbándolo y con la otra le acariciaba los testículos y la cola. Los siguientes diez minutos se dejó hacer, entre gemidos. No dejé parte sin lamer, mientras iba tragando el líquido viscoso que despedía, que todavía no era semen pero lo anunciaba. Por momentos, Gerardo me empujaba la cabeza con las manos y me obligaba a metérmela entera hasta atragantarme. Lo tenía en mi poder, lo estaba enloqueciendo. Oí su jadeo y su respiración agitada mientras gruñía unos gritos graves, como rugidos. El tiempo pareció que se había detenido. De repente, sin saber cómo, supe que se venía. Tras una serie de convulsiones, el semen tibio me inundó la boca en oleadas sucesivas. Era tanto que dejé que una parte se derramara por la comisura de mis labios para no atragantarme. Saque la boca de la pija y dejé que mi primo ...
    ... terminara sacudiéndola con su mano. La última leche me salpicó a ambos lados de la cara y en la frente, una lluvia blanca que me desarmó de placer. Mi pene se erguía por fuera de la bombacha y sentía que me palpitaba el agujero del culo. Me pasé la lengua por los labios recogiendo restos, saboreando, antes de tragarlos. Recién entonces lo miré a los ojos y le sonreí con la mejora cara de puta que pude imaginar De repente volvió otra vez al mutismo. Se sacó la camisa, tiró los pantalones que yo le había dejado en los pies y quedó desnudo. Ni me miró cuando salió caminando afuera de la casa. Parecía ido, imaginé que estaba enojado por lo que había pasado porque prescindió de mí, ignorándome. El mundo se me vino encima. ¿Por qué se ponía así si un rato antes no me había rechazado? Me dio mucho odio porque era evidente que había gozado tanto como yo el que se la chupara. No podía pensar, otra vez me volvió un miedo irracional que me ponía a la defensiva. No iba a dejar que me evitara. Me metí en el baño y me retoque los labios hasta dejarlos rojos y brillantes. Levanté la falda y empecé a tocarme hasta que me lo puse duro. Después pensaría que mi calentura no me había dejado razonar, pero en ese momento un impulso me llevó a la afeitadora de hoja, con la que me saqué los últimos pelos de toda la entrepierna y los testículos. Cuando volví a subirme la bombacha me veía muy bien, me sentía hermosa, no tenía vuelta atrás. Gerardo seguía al costado de la pileta, se había servido una copa de ...
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