Verano caliente con Gerardo
Fecha: 27/09/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... algo y miraba el cielo. Caminé hasta él, me saqué la pollera, la blusa y las medias y me metí en el agua tibia, apenas tapado por la tanguita y el corpiño. Al rato salí sin mirarlo, busqué una toalla y me metí en la casa. Sabía que me miraba. Elegí un vestidito de flores verdes amarillas y rojas con una caída sensual y apenas por debajo de la cola. Volví y me acosté en la reposera al lado de la suya, así estuvimos un rato, en un silencio contenido, hasta que sentí que su mano se rozaba con la mía. Me miró a los ojos y me dijo que le había gustado mucho lo que le había hecho. Si había dudado, ahora no lo hacía. Lo vi recompuesto y, por lo que veía, dispuesto a volver a empezar. Yo quería que me cogiera, sentir su pija atravesándome, empujando en mis entrañas. Nos levantamos pero antes de que pudiera hacer nada me agarró de la cintura y me obligó a darme la vuelta. Me apoyó. Sentí su verga tibia rozándome el culo, frotándose. Supe que me iba a coger, porque con las manos me tenía firmemente de las caderas, a su merced. Levantó la faldita para que sintiera la pija directamente en la piel, me corrió el hilo de la bombacha y encontró la entrada. De repente me soltó para untarme con una crema post solar. Sentí el frio viscoso que cayó entre mis glúteos y se deslizó, hasta que él lo juntó con los dedos, a la altura de mi ano. Me separó las nalgas y con el dedo mayor me acarició un rato hasta que lo hizo desaparecer hacia adentro. El grito agudo que me salió, mitad dolor mitad ...
... placer, me sorprendió como si viniera de otra persona. Entonces lo sacó para volver a entrar acompañándose del índice, los dos dedos preparando el camino, lubricándome, abriéndome. Cuando creyó que estaba preparado, arremetió con la punta de su verga unos centímetros. El dolor me llegó punzante y las lágrimas me brotaron incontenibles. Le pedí que parara y la dejó quieta, aunque no la sacó del todo. Cuando me recompuse un poco, empecé a dejarlo entrar, de a poco, abriendo el agujero que poco a poco cedía. Mi cola lo despedía un instante y al siguiente se reacomodaba para que entrara unos centímetros más. Perdí conciencia del tiempo, caliente y dolorida, hasta que algo cedió y la pija entró, tan profundo que sus testículos empezaron a golpear contra los míos. Me acabé con placer mojando el piso con mi primera leche. Lo tenía adentro, Gerardo me estaba cogiendo con su pija dura que entraba y salía, y yo ya no sentía dolor sino solamente placer. Con las manos en mis caderas me atrajo hacia él ayudándose en la cabalgata. De repente escuché mis gritos, mis quejidos agudos, de terror o de dolor, aunque yo sabía que no, que eran los gemidos del placer de tener esa pija dura bien adentro mío. Gerardo gruñía como cuando se la había chupado. Perdí el sentido. En un momento lanzó una especie de alarido largo, apagado, que desembocó en un jadeo en el momento mismo en que me llenaba el culo de leche y me decía en el oído lo tan puta que era. El ritmo empezó a decrecer lentamente y sentí que se ...