Trabajo como camarero y me trabajé a una huésped
Fecha: 25/05/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
... bajó al vestuario. Era mixto, porque no había sitio para poner dos, y nos habíamos encontrado muchas veces hombres y mujeres desnudos en él. No sé porqué, pero me reí al recordarlo. Cogí el teléfono y marqué a la 505. Le dije a Sara que no podía volver a verla hoy, pero que mañana cambiaría el comedor por la piscina para poderla ver. Se alegró y me mandó un beso. Justo cuando colgué, apareció Cristina y me dio la chaqueta, le di las gracias y me fui. Me dijo que descansara, que aún me quedaban unas horas hasta el día siguiente. Llegué al apartamento tarde ya. Me desvestí y caí rendido en la cama. En eso que suena el teléfono. Era mi chica que estaba muy alegre y muy cachonda también. Quería sexo telefónico y yo estaba cansadísimo y después de haberme corrido 2 veces no tenía ninguna gana de sexo. Pero evidentemente, después de la bronca que me había echado, no podía decirle que no, y le seguí el juego. Cuanto antes acabáramos, antes podría irme a dormir. Ella muy entusiasmada comenzó a calentarme, pero yo ni caso. Solo fingía para complacerla. 40 minutos después terminamos. Tras mandarme “besitos telefónicos” (como había cambiado la cosa) nos despedimos. Tiré el teléfono al suelo aunque no le pasó nada. Me dormí boca abajo y creo que soñé con Sara. A las 8 estaba ya en pie. Me duché, desayuné y me fui al hotel tan contento. Pese a que le estaba poniendo los cuernos a mi novia, no me sentía mal para nada. Al entrar hablé con Luis y le cambié el puesto en el comedor por la ...
... piscina. No me preguntó nada. A las 9 en punto estaba ya en la piscina, aunque Sara no había bajado aun. Supuse que ni siquiera a desayunar. Pasó una hora que se me hizo eterna, y a las 10 llegó Sara. Venía con una blusa larga, muy fina, pamela, gafas de sol y un bikini en color rosa palo que marcaba aún más sus curvas. Caminaba como una diosa, como si el resto del mundo no existiera. Se tumbó en la hamaca y me ignoró. Sacó un libro y se puso a leerlo. Yo seguí con mi trabajo, como si no hubiera bajado. A las 11 la piscina estaba llena y Sara no había cruzado una mirada conmigo. Seguía absorta en su libro. En un momento pude ver que el libro se llamaba “Como pensar como Sherlock Holmes” Vaya que interesante, pensé. Más tarde, guardó el libro y se metió en la piscina. Al mojarse pude darme cuenta que el bañador se le transparentaba. Se le notaban los pezones y su chocho también se le notaria. Lo hombres no le quitaban ojo mientras nadaba. Al llegar al otro lado de la piscina, un hombre mayor se le quedó mirando fijamente y su mujer le dio una colleja. Después de un rato de nadar, ella salió del agua y se sentó al borde de la piscina. Luego subió sus piernas y se quedó con ellas apoyadas en el pecho. Aunque solo podía verla de espaldas, la visión de ella así sentada, me excitó mucho. A la hora de comer, comí rápido y subí las escaleras para encontrarme con Sara, de tan caliente que me había puesto. Iba con el uniforme y a esas horas había mucha gente por los pasillos, ya que era el ...