1. Trabajo como camarero y me trabajé a una huésped


    Fecha: 25/05/2018, Categorías: Infidelidad Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos

    Trabajo como camarero en un hotel de la costa y ahora que empieza la temporada veraniega, espero trabajar más y poder acumular unos ahorrillos para irme de vacaciones con mi chica cuando llegue septiembre. El día 1 de agosto llegó un grupo de turistas al hotel, con lo que nos preparamos con refuerzos de personal para lo que se nos avecinaba. La primera noche nos tocó servir la cena a mí y a otros dos compañeros más, al nuevo grupo. Entre ellos había una morenaza con un buen par de tetas, que no me quitaba ojo de encima. Yo soy feliz con mi novia, que también está de muy buen ver, pero soy un hombre y como tal, me gusta mirar a una mujer hermosa. A mi chica también le pasa igual con otros hombres, pero no somos celosos y nunca hemos tenido ningún problema. Sirviendo el segundo plato, la morenaza me miró fijamente a los ojos. Después de retirarle el primer plato y darme la vuelta, noté que su mirada se clavaba en mi cogote, aunque no pudiera verla. Los comensales fueron terminando la cena y algunos subieron a sus habitaciones y otros salieron del hotel. Muchos decidían buscar diversión fuera del hotel, aunque este tuviera entretenimiento de sobra. Con el ajetreo perdí de vista a la morenaza y tampoco me di cuenta de que fuera acompañada. Al terminar mi turno, subí a la habitación. En ese momento, me alojaba en el hotel, en el 7º piso, mientras terminaban de pintar mi apartamento. Me desvestí y me tumbe en la cama boca arriba, estaba cansado y solo quería dormir. En ese momento ...
    ... oí en la habitación de al lado un crujir de muelles. Ñi, ñi, ñi. Una pareja se lo estaba pasando muy bien. Empecé a oír los gemidos de ella y luego subieron de intensidad. Esto me puso cachondo y decidí llamar a mi chica. Tuvimos sexo telefónico de tan excitado que me había puesto. Al principio mi chica se extrañó un poco de mi urgencia, pero luego acabamos los dos masturbándonos, cada uno por nuestro lado. Yo me corrí como un loco y después de limpiarme bien el semen, me duché y me acosté. Enseguida me dormí, sin volverme a acordar de la morenaza. Al día siguiente servimos el desayuno, mi compañero José y yo. A primera hora solo habían bajado dos parejas de jubilados. El resto se animó a bajar un poco más tarde. Una pareja joven se reía mientras se dirigían al comedor cogidos de la mano. Supuse que eran mis vecinos de habitación, a los que había oído follar esa noche. No me di cuenta al principio, pero la morenaza venía detrás de la parejita. Se sentó en la mesa de al lado. Parecía estar sola. -Buenos días, les dije a la pareja. ¿Qué quieren desayunar? José, que se había percatado de que la morenaza no me había quitado ojo de encima, la noche anterior, me cambió a su mesa y él se quedó atendiendo a la parejita. -Disculpen, yo les atenderé, les dijo. Ella me pidió un desayuno normal, con un poco de bacon y yo, al poco de prepararlo, se lo serví. Al retirarme pude observar que se comía el bacon relamiéndose delante de mí. La verdad es que la mujer andaba un poco salida, pensé. ...
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