1. Los casos de Berenice Vineyards (vol. 2)


    Fecha: 24/09/2017, Categorías: Otras Categorías, Anal Autor: juliomarkov, Fuente: CuentoRelatos

    ... había colaborado para reforzarlo. Según los comentarios –certificados por la documentación gráfica disponible– el detective tenía un atractivo físico tal que cautivaba a todas las damas. Era realmente hermoso, y se las garchaba a todas. Sí, absolutamente a todas. Ninguna podía resistirse a sus encantos; esto significaba que todas las señoras que investigaba resultaban infieles; algunas ya lo eran de antes, otras habían adquirido ese estado gracias a los celos de sus maridos, los cuales, sin saberlo, habían pagado una fortuna para que el hermoso detective se las cogiera. Adonis Brown era el principal sospechoso de los asesinatos y estaba detenido en una dependencia policial de Boise. Los homicidios se habían perpetrado con tres días de diferencia uno de otro. El arma homicida, en todos los casos, había sido el revólver del propio Brown. En el primer asesinato la víctima había recibido cuatro balazos: uno en el hombro, otro en una pierna y dos en el abdomen. En los restantes una solitaria y certera bala había atravesado el corazón de las incautas mujeres. Vineyards pensó que el primer asesinato parecía cometido por un aficionado, mientras que los otros parecían obra de un profesional, así que no descartó la posibilidad de que fueran dos asesinos, pero lo cierto es que todas las pistas incriminaban a Brown, quien negaba enfáticamente su culpabilidad. La agente estaba ansiosa por interrogar al sospechoso, así que rápidamente viajó a Idaho junto con Scott Valley y otros dos ...
    ... agentes. Apenas arribaron, y luego de unas rápidas presentaciones protocolares, Vineyards entró a la sala de interrogatorios para interpelar a Brown, quien se mostró verborrágico, presuntuoso y decidido a demostrar su inocencia: –Yo no las asesiné, soy inocente. Soy detective de casos de infidelidad, comprenderá que no necesito un arma. Alguien la tomó del cajón, hace años que está ahí guardada. Está claro que alguien quiere incriminarme. Es cierto que me las cogí a todas, eso no puedo evitarlo, pero no soy un vulgar asesino, soy un seductor, no hay nada de malo en eso. –¿Acaso se cree irresistible? ¿Cree que puede poseer a quien quiera? Usted es demasiado arrogante. –Sí, sí, y lo sé; esas son mis respuestas. Puedo domar a la hembra más salvaje con mi encanto natural… y mi pija. No importa lo ariscas que sean, todas terminan en mi cama. Para que se haga una idea: la esposa de Patterson, el amante de la primera mujer asesinada, se presentó un día en mi oficina. Estaba furiosa. De alguna manera se había enterado de que su marido le era infiel y quería saber la identidad de la amante. Por supuesto que no le di ninguna información: yo aseguro absoluta confidencialidad a mis clientes. Me ofreció mucho dinero por el dato (estamos hablando de gente muy adinerada) pero yo me negué en forma terminante. Entonces la ira la desbordó, se puso histérica, comenzó a insultarme y me arrojaba lo que estuviera al alcance de su mano. Parecía desquiciada. –¿Y qué ocurrió? –preguntó Berenice. –Me la ...