Mónica
Fecha: 25/04/2018,
Categorías:
Infidelidad
Autor: murgis, Fuente: CuentoRelatos
... nalgas y mi rodilla apretaba y frotaba tu entrepierna mientras seguía acariciándote la espalda, arrancándote gemidos de placer a cada movimiento. Entonces mis manos bajaron hasta cogerte por la cintura y ser yo quien movía arriba y abajo tu cintura, obligando a tu entrepierna a frotarse con mi muslo, como si te estuviese follando con el muslo, muy muy despacito y mientras levantaba y volvía a bajar tus caderas, mis pulgares se iban colando bajo tu pantalón, entre tus gemidos, llegando por fin a tu maravilloso culo. El culo que había deseado acariciar desde años atrás lo tenía ahora rendido para mí y siguiendo el juego del movimiento, mis pulgares cada vez bajaban un poquito más y un poquito más tu pantalón hasta que lo dejaron justo por debajo de tu culito. ¡¡Por fin lo tenía para mí totalmente desnudo, tan redondo, tan perfecto, ese tamaño ideal para estrujarlo con fuerza!!… y lo hice, vaya si lo hice. En ese momento tu espalda dejó de ser el objeto del masaje y comenzaron a serlo tus nalgas. Las estrujé, las abrí, las cerré, las levanté abriéndolas al máximo, dejándome ver tus más preciados secretos, tu culito y tu coñito perfectamente depilado. Un coñito escondido como una almejita que brillaba de lo húmeda que estabas en ese momento. Mis manos seguían embadurnadas de crema hidratante y resbalaban por tus nalgas, hasta que en uno de los movimientos, sin previo aviso, un pulgar se colocó en tu cerrado culito y empujó para penetrarlo con total facilidad, hasta el fondo. ...
... "Ahhhhuuu, ¿qué haces Carlos? Para por favor", dijiste dando un respingo y abriendo los ojos por primera vez desde hacía una hora. Pero tu cuerpo decía otra cosa, levantaba el culito para permitir la entrada del pulgar derecho mientras el resto de la mano estrujaba y seguía masajeando tu nalga derecha. Aproveché ese culito respingón que me ofreciste para introducir mi otro pulgar por el coñito y masajearte la otra nalga con el resto de los dedos de mi mano izquierda. "Ahhhhh, basta, Carlos, basta por favor, no debemos hacer esto, basta, ahhh, ahhh, ahhh", gemías sin parar mientras masajeaba tus nalgas con los pulgares clavados en tus dos agujeritos. Pulgares que se encontraban en el interior de tu cuerpo separados por la delgada pared entre coñito y culo. Pero nuevamente tu cuerpo no decía lo mismo, se dejaba penetrar y disfrutaba "Te voy a follar Moni. Te voy a follar como a una perrita, como la putita que te estás comportando desde hace un rato, pero para eso me lo vas a tener que pedir por favor. Voy a jugar contigo hasta que me pidas por favor que te folle este coñito tan húmedo que tienes. Quiero oír cómo ruegas que te follen, porque me has calentado durante años con esta maravilla de culo que tienes", le susurré al oído a la vez que le pasaba la lengua por cada rincón de su oreja. Así seguí un buen rato, con los pulgares clavados en su interior y masajeando el culo de mis sueños mientras mi rodilla seguía rozando su clítoris mientras gemías más y más… hasta que paré. Saqué ...