1. Mónica


    Fecha: 25/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: murgis, Fuente: CuentoRelatos

    ... estaba viendo en aquel momento. Estabas solo cubierta con un pantalón ajustadísimo a mi alcance. Esa cintura estrecha y sobre todo ese culazo delante mi mis ojos, totalmente marcado por el pantalón azul. Arrodillado a su lado, a la altura de su culo comencé el masaje de la espalda, muy muy suave, buscando la contractura que finalmente encontré en sus cervicales. Según mis manos iban ascendiendo desde la cintura hasta los hombros, lo hacían por el lateral del cuerpo, muy muy despacio, para luego bajar por el centro de la espalda. Cuando ascendían por el lateral, mis dedos es estiraban al máximo hasta rozar el comienzo de sus pechos, pero solo rozándolo, venciendo la enorme tentación de cogerlos uno con cada mano y jugar con sus pezones entre mis dedos… "Relájate completamente Mónica. Quiero que cierres los ojos y solo pienses en mis manos acariciando y masajeando tu cuerpo". "Mmmhhh, qué maravilla, me encanta", dijo muy muy bajito con los ojos cerrados. Aprovechando que ahora si estaba completamente relajada y mirando hacia en otro lado, me levanté de la cama para cambiar de postura y en un abrir y cerrar de ojos me quité la camisa y el pantalón sin que se diese cuenta. Me quedé solo con mis slips negros ajustados, abultadísimos por la erección y con una enorme mancha de líquido preseminal. Volví a arrodillarme en la cama para seguir el masaje pero esta vez, sin pedir permiso me puse a caballo sobre tus nalgas. En principio sin tocártelas, pero con una rodilla a cada lado de ...
    ... su cuerpo mientras el masaje se centraba ahora en tus hombros entendiendo mis manos hacia tus codos. "Te voy a dar un poco de calorcito en el cuello. Te vendrá bien". "Mmhhh, vale", dijo sin abrir los ojos. Ahora sí me recliné sobre su cuerpo para echarle el aliento en el cuello. La piel de mi cuerpo se excitó enormemente al rozar con mi pecho tu espalda desnuda y más aún cuando ahora sí descaradamente bajé y me senté a caballo de tus nalgas, dejando mi polla justo en medio. "Ammmhh", gemiste con aprobación. En esa postura, masajeé tu espalda arriba y abajo a la vez que seguía echando mi aliento en cada centímetro de tu espalda, haciendo que mi movimiento hiciese rozar mi polla por tus nalgas. Mi boca llegó desde su cuello hasta sus orejas, rozando mis labios… "Mmmmhhhh, Carlos, eso es más que un masaje en la espalda, me encantaaa…", gemiste cuando mi lengua comenzó a jugar con tu oreja, recorriéndola, chupándola y haciéndote escuchar mi agitada respiración El siguiente paso fue abrir un poquito tus piernas con una rodilla y colocar una rodilla entre tus muslos, cabalgando ahora encima de uno de ellos. Cada vez que me estiraba para recorrer tu espalda, mi rodilla iba avanzando un poquito, y un poquito y un poquito más hasta que por fin llegó a apoyarse en tu entrepierna. "Aammmm, Carlos, ¿Qué haces?, Carlos, mmmmh" tratabas de parecer escandalizada por la posición de mi pierna, pero no te movías un milímetro. En esa postura, mi polla quedaba encima de una de tus deliciosas ...
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