1. Mónica


    Fecha: 25/04/2018, Categorías: Infidelidad Autor: murgis, Fuente: CuentoRelatos

    ... en esto". Mientras dudabas entre agradecer el ofrecimiento y cómo declinar la oferta, yo avancé rápidamente a la puerta de mi habitación, abriéndola y pasando al interior. "Espera que cojo las cosas y te doy el masaje en unos minutos. Verás que bien te sientes", grité desde dentro de mi habitación para poder ser oído desde el pasillo. "Es igual, hombre, no te molestes, si total… seguro que se pasa solo", respondiste como incómoda por mi proposición. No hice más que quitarme la chaqueta y la corbata, coger un bote de crema hidratante que siempre llevo, una tableta de relajantes musculares y salir a toda velocidad. Tan rápido lo hice que acababas de abrir tu puerta cuando yo salía de mi habitación. "Venga verás que bien te viene", te dije poniéndome tras de ti para acompañarte al interior de la habitación, como asumiendo que habías aceptado Por unos segundos que me parecieron horas, dudaste si dejarme entrar en la habitación, incluso pensé que tal vez al quitarme la chaqueta te hubieses dado cuenta de la erección que apuntaba al techo bajo el pantalón del traje. El silencio se rompió por fin con un "vale, acepto ese masaje, supongo que me vendrá bien". No me lo podía creer, entraba en tu habitación siguiendo ese precioso culito y la puerta se cerraba tras de mi con un ¡¡clac!! Inolvidable. "Perdona, no sabía que tenía la ropa sin recoger, dijo retirando de la cama un diminuto tanga blanco, unas mallas blancas y un top elástico con el que posiblemente habías estado en el ...
    ... gimnasio". "No te preocupes, si entras en mi habitación… parece una leonera. Túmbate en la cama boca abajo, ¿puedes o quieres que te ayude?" "No ya puedo". Para tumbarte, por el dolor de su espalda, tuviste que abrir exageradamente las piernas, dejándome una preciosa panorámica de tu entrepierna marcada perfectamente en las mallas azules… buff, yo sí que me estaba poniendo enfermo. "Te quito yo las zapatillas para que estés cómoda. Además voy a empezar por un masaje en los pies para que te relajes completamente. Me temo que estás un poco tensa y te puedo hacer daño en la contractura si te la masajeo. Necesito que estés totalmente relajada." Pocas cosas hay más placenteras para una mujer que un masaje muy muy despacio en los pies, con leche hidratante. A medida que mis pulgares iban presionando tus plantas del pie se te notaba más relajada, hasta el punto de emitir pequeños gemidos de placer cuando mis dedos lubricados entraban por entre tus dedos. "Mmmhh, Carlos tío que maravilla…" reconoció finalmente a los pocos minutos de masaje, ahora sí totalmente relajada. "Vamos ahora a por la espalda", dije y sin preguntar nada levanté la camiseta despacio desde su cintura. "Incorpórate un poco para poder quitarte la camiseta". A los pocos segundos la camiseta desapareció de su cuerpo y sin preguntar, le solté los clips del sujetador y se lo saqué con habilidad primero por un brazo y luego por otro, dejándolo bajo su cuerpo completamente suelto. Espectacular, no tenía otro nombre lo que ...
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