Antonio y Martín se follan a la hija de un amigo
Fecha: 12/10/2025,
Categorías:
Hetero
Autor: AntonioSPA, Fuente: TodoRelatos
... estoy medio empalmado y todavía queda la segunda parte del partido.
Antes de que Antonio pudiera contestar, la voz cascada de Benito resonó desde su butaca:
—¿Y vosotros qué coño andáis cuchicheando ahí atrás como dos marujas? ¿No estaréis rajando de mi equipo, eh?
Martín rió por lo bajo y se llevó el botellín de cerveza a los labios.
—Tranquilo, Benito… sólo comentábamos lo bien que juega tu niña al despiste —murmuró eso último entre dientes, lo justo para que sólo Antonio lo oyera.
—Voy a la cocina a por más birras, que con lo que tragáis me vais a dejar seco antes de terminar la mía —gruñó el anfitrión con tono campechano, sacudiendo la cabeza.
El sonido de sus pasos arrastrándose por el pasillo resonó unos segundos, luego el chirrido del frigorífico y el tintinear de botellas completaron la escena.
Martín aprovechó la ausencia de Benito para inclinarse hacia Antonio, con voz más baja y cómplice le dijo:
—Como la cría se despiste y vuelva en bragas al salón… hoy cenamos postre, colega.
Antonio soltó un resoplido divertido, pero no podía negar que la idea se le había cruzado por la cabeza. Se acomodó de nuevo en el sofá, pero esta vez su mirada ya no estaba fija en el partido. Estaba esperando, por si la puerta del dormitorio de Eva volvía a abrirse.
Cincuenta minutos después, el partido se despidió entre los lamentos aburridos del comentarista y la enésima repetición de un fuera de juego discutible. Benito soltó un bostezo largo y rasposo, se ...
... desperezó en su butaca y murmuró con voz arrastrada:
—Voy a echar una cabezadita… que con lo mal que han jugado estos paquetes me han dejado sopa de puro aburrimiento. Vosotros quedaos, tranquilos, pero sin montar escándalo, ¿eh?
—Sí, sí… duerme tranquilo, fenómeno —masculló Martín con media sonrisa burlona, rodando los ojos. Pero el viejo ya estaba roncando como un tractor antes siquiera de acomodarse del todo.
Martín se puso en pie, estirándose con un crujido de espalda incluido, y le dijo a Antonio en tono bajo:
—Mejor nos piramos, colega… que este ya no se despierta ni aunque le pongan fuegos artificiales en el salón. Pero espera un segundo, que con tanta birra tengo la vejiga a punto de estallar. Voy a echar una meada.
Antonio asintió en silencio, siguiendo con la mirada a su amigo mientras se alejaba por el pasillo, arrastrando los pies con la desgana de quien ya está bastante perjudicado por el alcohol.
Pasaron los minutos, y Martín no volvía. Antonio arqueó una ceja, soltó un resoplido y, con cierta pesadez, se empujó hacia arriba desde el sofá, sintiendo en el cuerpo el sopor de la noche así como el peso acumulado de las cervezas.
El salón quedó en silencio, salvo por los ronquidos profundos de Benito, que seguía desplomado en su trono. Antonio caminó hacia el pasillo con curiosidad, sintiendo cómo el apartamento, antes lleno de voces y fútbol, se había quedado súbitamente en calma.
Al llegar casi a la puerta del baño, Antonio escuchó algo que ...