1. Una deliciosa y naciente navidad


    Fecha: 02/04/2018, Categorías: Incesto Autor: MadeInChile, Fuente: SexoSinTabues

    Era la celebración de navidad, unos años atrás. De fondo la pegajosa música sonaba fuerte, había bebido más de un par de vodkas naranja y el sabor agridulce del cerdo de la cena iba desapareciendo. El ambiente estaba delicioso, las risas inundaban el comedor improvisado en el patio bajo un parrón. Era navidad. El reloj marcaba las 01:20 de la madrugada. Estaba sentada, algo mareada miraba como mis tíos, padres, primos, abuelos y familiares bailaban bajo los focos de conexiones artesanales, la música sonaba y sonaba. Era un espectáculo singular. -¡Miguel! -gritó mi mamá- Saca a bailar a tu hermana, mira la cara de muerta que tiene allí sentada jajaja Miguel era mi hermano mayor. Un chico de 21 años, estudiante, bastante simpático y extrovertido a la hora de entrar en charlas. -Ya ya, chica, vamos a bailar-me coge de la mano- -Espera que estoy muy mareada -le respondo y de mi boca escapa una risa bastante idiota- jajaja en serio, despacio -Ya oh! si estamos todos iguales, ¿no les ves el rostro de felicidad a los demás? -me señala con la boca hacia la demás familia, bailarines y espectadores. -Si si jaja –le cojo la mano y me pongo de pie- Ambos en ese entonces teníamos respectivas parejas, creo que por genética fuimos bien favorecidos, la única “falencia” es que él era el extrovertido, el alma de la fiesta, el que siempre tenía tema de conversación; yo, disfruto de escuchar, me gusta la tranquilidad, el conocer se lo dejo a los demás. Siempre encontré que mi hermano tenía ...
    ... buen físico. Varias veces y ya por cotidianidad lo veía desnudo, era normal que en las mañanas se paseara completamente desnudo buscando toalla o cosas por el estilo. Era natural y simplista en su actuar, de hecho, en el de toda mi familia: la desnudez es algo natural y el tabú sólo existe cuando se haría daño al otro. Bailamos y bailamos, las cumbias, salsas y demaces ritmos alegres sonaban uno tras de otros. Empezamos a bailar más pegados el uno con el otro. Llegamos al punto en que nuestras caderas se contoneaban acorde al compás acelerado, su pierna cruzó por entre las mías y sin pensarlo, empecé a rozar mi entrepierna sobre su muslo. El me cogió de la cintura y me apegó más a su cuerpo. Me movía, le rozaba, me excitaba. La canción seguía su ritmo, su rumbo. El calor empezaba a inundar mi cuerpo, me llegaba al rostro. Sentía mis mejillas calientes, mi boca seca, mi vagina húmeda. Apoyé mi cabeza en su cuello, el rodeó con su diestra mi cintura, su palma se extendió por la parte baja de mi espalda y empezó a bajar. Nuestras caderas, cuerpos, sensaciones se meneaban, se excitaban; sentí su mano agarrar mi nalga lo que hizo reacción en mi boca que mordió sutilmente su cuello y me hizo soltar un gemido pequeño. La canción había terminado. Nos miramos a los ojos para luego separarnos con sutil rapidez. -jejeje, este…creo que iré a buscar algo para beber –me dijo- ¿te traigo algo?¿ otro vodka? -si…si por fa, - le respondo para luego tragar saliva- Uff me dio calor, creo que iré a ...
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