1. Caso sin sitular LX: resaca del año nuevo chino


    Fecha: 29/08/2025, Categorías: No Consentido Autor: AcechadorLD, Fuente: TodoRelatos

    ... saltarse el orden establecido.
    
    Todo era por la costumbre de ese cabezota ejecutivo de hacer ciertas cosas siguiendo una manía que tenía con el número tres.
    
    José Manuel le abrió la puerta y Alina entró.
    
    Nada más entrar detectó un leve rastro a tabaco en el ambiente y se fijó en que el hombre al volante, el cual debía de estar medio dormido por la forma como reaccionó a su presencia, era un individuo demasiado mayor para estar ahí y pronto descubriría que llevaba razón.
    
    Tras ella subió el directivo que le había sostenido la puerta, mientras que el mayor de los dos ejecutivos apareció por el otro lado, accediendo desde el lado de la calzada, dejándola a ella en medio, lo cual le produjo una cierta incomodidad.
    
    - Buenas noches -saludó el taxista.
    
    - Me da que no es su primera vez al volante, ¿verdad? -dijo, nada más entrar, Isidoro.
    
    - No, señor. Es un favor que hago a mi hijo -respondió, en un tono campechano-. Quería ir a ver el partido de fútbol y con la pensión que tengo no me viene mal un extra.
    
    - ¿Qué edad tiene? -preguntó, directo, José Manuel.
    
    - Setenta años recién cumplidos -afirmó el conductor, quien, de pronto, se fijó en Alina, observándola por el retrovisor con curioso detenimiento-. ¿Su hija?.
    
    - Podría serlo, pero no -quien respondió esta vez fue Isidoro-. Y ya que no es el titular, ¿cómo se llama?. Me gusta conocer a quién me dirijo.
    
    - Herminio, a su servicio -se presentó el jubilado.
    
    - Y bien, Herminio, ¿conoce Madrid? -cuestionó ...
    ... el mayor de los directivos.
    
    - Mejor que la mayoría. He sido taxista más de cuarenta años -se hinchó según lo afirmaba.
    
    - Pues arranque, Herminio, que hay que llevar a esta chica a Cuzco sana y salva -declaró José Manuel, dándole un codazo cómplice a la joven y guiñándole un ojo de una forma cómplice.
    
    - Marchando -confirmó él, encendiendo el motor.
    
    Mientras circulaban, Alina procuró no participar en la conversación que tenían los tres hombres, que, de repente, parecían tratarse como si se conociesen de toda la vida, pese a que estaba segura de que ninguno de los dos ejecutivos le dirigirían jamás la palabra a ese antiguo taxista en ninguna otra situación, pues, aunque eran muy serios y formales en lo referente al trabajo, eran incluso más clasistas que ella.
    
    No podía evitarlo, pues venía de una familia acomodada, pese a que en público lo negaba y hacía de todo para dar la imagen contraria, pero, como le pasaba a todas las personas en realidad, porque no dejaba de ser algo propio del ser humano, en su interior sí que tenía ciertas discriminaciones, aunque no tan profundas como conocía, además de intuir, en esos otros dos hombres, de una generación anterior.
    
    La monotonía del ambiente, la propia circulación del vehículo, el calor que le rodeaba, tanto del habitáculo como por la cercanía de esos dos cuerpos junto a ella, sumado al exceso de alcohol, le hicieron caer en un estado de somnolencia.
    
    En uno de esos momentos en que despertaba brevemente, vio como los ...
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