La Abogada del Diablo - Relatos Eróticos

La Abogada del Diablo

... cariño, tienes tele y todo y el colchón es de fabula. – concluyo Laura cerrando la puerta tras de si, dejando a su pequeña y a su secreta enamorada a solas en la casa.

Diana comenzó a saborear la soledad de la casa. Se sentía a gusto, y la niña estaba dormida. Se paseo por el salón, contemplando los muebles, la tv de 85”, el amplio sofá donde se imagino a ambas tumbadas, juntas, abrazadas. Sus pasos poco a poco la llevaron hasta el dormitorio, donde lo primero que hizo fue quitarse las playeras y quedarse descalza. Fue al baño a hacer un pipi con una sonrisa de oreja a oreja, y al estar sentada en la taza se fijo en cesto de la ropa sucia y en las bragas que acaba de quitarse su amor. Estiro las mano y las tomo llevándoselas hasta sus fosas nasales para absorber todo el aroma de la mujer de sus sueños. Inspiro con fuerza con los ojos cerrados y se embriago del aquel aroma, así era como olía el sexo de su amor. Abrió los ojos y se echo a reír, ¿Qué pensaría de ella ahora mismo si la pillara con sus bragas sucias entre sus manos oliéndolas intensamente, sentada en la taza del baño con los pantalones bajados y las bragas por las rodillas?

Termino de hacer sus necesidades y abandono el baño subiéndose las bragas y los pantalones pero sin abrochárselos, y con la pieza de ropa interior de la abogada en su mano izquierda. Al igual que había hecho en el salón recorrió con la vista el dormitorio. La amplia cama, las mesillas a los lados de color negro, el armario inmenso que ...

... abrió por completo acariciando cada una de las prendas que estaban colgadas de las perchas con su mano derecha. Luego bajo la vista y vio las zapatillas de estar por casa que utilizaba Laura al pie de la cama, eran de invierno, granates y con pelillo por dentro de color gris clarito, tenían el talón pisado, por lo que intuyo que siempre las debía de llevar puestas así. La suela era de color amarillo rugoso y tenían un poquito de talón. Tomo una con su mano derecha y al igual que con las bragas que portaba aun en su mano izquierda se la llevo a la nariz para saber cómo olían. Inspiro con fuerza durante unos segundos para después fingir que era Laura pillándola infraganti diciendo y haciendo un gesto con la mano derecha zapatilla en mano como si fuera a pegarla con ella.

-“¿Se puede saber que estas haciendo desgraciada? ¿Quieres que te de unos buenos azotes con ella?, jajajajajajaja” – se echo a reír Diana frente al espejo interior del armario, contemplándose de cuerpo entero.

Diana se giro ciento ochenta grados dándole la espalda al espejo, para bajarse los pantalones y las bragas lo suficiente para que su lindo y precioso culito quedara expuesto y listo para recibir unos buenos azotes. Giro la cabeza y se lo miro en el espejo. “No, por favor. Se que me los merezco, pero no me pegues Laura”, se dijo en voz alta a si misma poniendo el culo en pompa y asestándose un fuerte azote con la zapatilla en su nalga derecha.

-¡Auuuu! Joder, pues si que pica la condenada. – dijo ...