1. No sabía qué era esa humedad


    Fecha: 18/08/2025, Categorías: Incesto Autor: Damelys, Fuente: TodoRelatos

    Mis ansias de conocer el mundo me hicieron salir de mi aldea natal. No éramos más de doscientos los que vivíamos en ese pueblito montañoso agricultor donde la gente es noble, amable y en algunos casos extremadamente incauta.
    
    Lo que les contaré a continuación es una de mis primeras experiencias en ese mundo erótico y sexual que a veces se descubre de manera inexplicable, donde conocemos pasiones ocultas y gustos por lo prohibido de gente que nunca imaginamos, disfrutaran de tales emociones. Querrán preguntarme si me gustó esa primera vez. La respuesta la tendrán al final.
    
    Un amigo de la familia, quizá cuatro o cinco años mayor que yo solía acompañarme a misa los domingos. Era el momento que aprovechaba para estar a solas conmigo, aunque nuca había intentado nada fuera de lo normal. Después de conocer mundo, supe que me pretendía, pero no me voy a desviar de la historia.
    
    Salimos de la iglesia y nos quedamos un rato en la plaza, comiendo helados y hablando de la semana en el colegio. Yo esperaba ansiosa siempre el momento de la despedida porque me daba un beso en la mejilla, ahí podía oler su perfume y sentir lo tibio de sus labios y de su cara.
    
    Ese domingo fue distinto. Cuando nos íbamos a despedir y me besó la mejilla se quedó un ratito más en mi cara y entonces sentí como me acariciaba con sus manos en la nuca y dejó que sus labios rozaran los míos. Era mi primer beso.
    
    Me quedé quieta no sabía cómo reaccionar y entonces me dejé llevar por sus labios que ...
    ... comenzaron a chupar los míos con suavidad y lentamente descubrí que mi lengua correspondía a la suya en una danza totalmente nueva para mí. No sabía hasta ese día que la lengua de otra persona se sintiera tan rica.
    
    Sonó entonces la puerta de mi casa abriéndose y nos separamos rápido. Él se me quedó mirando y sus ojos brillaban. Hasta mañana doña Natalia, le dijo a mi madre y se fue como todos los domingos.
    
    Entré a casa y cuando me cambiaba mi ropa para dormir noté que mi panti estaba humedecido. Me asusté y me toqué. Mis dedos salieron empapados. No era pis, sin duda. Parecía más un aceite transparente.
    
    Recuerdo que mi cabeza daba vueltas, tenía miedo de contarle a mi mamá porque nunca la había visto en son de amiga íntima. Siempre me pareció muy recatada y esos temas no eran su fuerte. Nunca le escuché malas palabras ni alusiones al sexo.
    
    Pensé en hablar con mi papá, ¡pero qué vergüenza! Sin embargo, él es más dicharachero y deslenguado. Es capaz de agarrarle las nalgas a mi madre cuando está en la cocina y besarla en la nuca sin importarle que yo estuviera por ahí. Estaba segura de que me podría haber dado una buena respuesta, pero no me atreví.
    
    Decidí que hablaría al día siguiente con la hermana menor de mi papá, mi tía Xiomara. Así que, solucionada mi preocupación por conseguir confidente, me quedé dormida.
    
    Mi tía es diez años menor que mi padre, cumplió 31 en febrero. Sus jornadas de ciclismo los fines de semana le han bronceado la piel un poco más que a mi ...
«1234...»