Elda, la instructora de la Sección Femenina. I
Fecha: 26/06/2025,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Amor clandestino, Fuente: TodoRelatos
... sentía al verla era algo más. Siento como ese escalofrío que recorre mi cuerpo entero cada vez que ella pasa cerca de mí, pero esta vez como nunca antes, hasta el punto de temblarme las extremidades como flanes y sentir una intensa contracción en el estómago. ¿Serán eso las famosas «mariposas en el estómago» de las que tanto he escuchado hablar?
De repente, su voz de sargento me devuelve de nuevo a la realidad.
–Ábreme la puerta del cuarto de baño.
–Sí, sí... Claro... Ahora mismo –le digo, con excesivo respeto.
Sin pensarlo, tomo las llaves del cuarto de baño, me levanto de la mesa mientras ella continúa mirándome con severidad y a la vez con una sonrisa pícara y las dos salimos de mi pequeño despacho, yo caminando delante y ella detrás de mí. Mientras nos dirigimos al cuarto de baño, me siento observada y bastante tensa. Sus pasos, sus taconeos, me hacen sentir más intimidada aún, como que estoy todavía más a su merced, aunque hay algo que me atrae en demasía en esto que me está haciendo sentir.
–Bonito vestido, te queda estupendo –me dice, en el mismo tono de voz que me ha saludado, inquisitivo y al mismo tiempo pícaro. Llevo un vestido rojo largo de flores y de manga corta bastante arrapado a mi esbelta cintura a pesar de ser bien recatado. En cuanto escucho su cumplido, es tanto el rubor que siento y lo que me sube la sangre a las mejillas que llego a sentir que las tengo igual o más rojas que el vestido y se me escapa una sonrisa nerviosa mordiéndome el ...
... labio inferior. Menos mal que estoy de espaldas a ella, qué vergüenza si no.
–M... Muchas gracias –le respondo tímidamente.
Entonces, llegamos al cuarto de baño. Le abro la puerta.
–Ya puedes pasar, le digo.
–Gracias –me responde– Por cierto, ven –me manda y ordena en tono de sargento– Quiero que hablemos un rato tú y yo –me toma la mano y entramos.
Siento que se me suben todos los colores. ¿De qué querrá hablar esta mujer? ¿Se habrá enterado del pasado de mi familia y me estará tendiendo una emboscada? O... ¿Simplemente querrá conocerme? A la par que esas «mariposas en el estómago», no puedo evitar sentir miedo.
–Bueno... ¿Qué te cuentas, Cándida...? –me dice en un tono de voz canallita, mientras escucho el sonido de la hebilla de su cinturonazo y puedo observar como se baja la falda, las braguitas que lleva de color negro y como también se las baja y como empieza a orinar estando yo delante, con toda naturalidad.
–¡Síii! ¡Qué gusto, joder! Me estaba meando.
No puedo evitar sentirme un tanto incómoda, desvío la mirada y me ruborizo. Ella lo nota.
–¿Nunca has visto una mujer mear o cagar, o qué? Que poca calle tienes, chica.
–No, no... No es eso... Solo que... No... No estoy acostumbrada a ello.
–Aquí te acostumbras rápido.
Tira de la cadena, se levanta, se sube lentamente las braguitas y la falda negras y se abrocha el cinturón.
Sus palabras me tranquilizan y me hacen entrar un poco en confianza. A pesar de ello, mis mejillas no logran ...