1. Elda, la instructora de la Sección Femenina. I


    Fecha: 26/06/2025, Categorías: Lesbianas Autor: Amor clandestino, Fuente: TodoRelatos

    ... permitido respecto al sentido del oído, ya sea en las horas de educación física, en cualquier parte del edificio cuando las alumnas arman mucha jarana mientras hablan o cuando alguna de ellas se desvia un poco del «camino correcto», unos fortísimos silbidos siempre acompañados de su gruesa voz a grito pelado. Además, tiene un tono de voz fuerte, puede estar tan solo hablando tranquilamente, sin más, ella en una punta de un recinto y yo en la otra y escucharla perfectamente. Puedo escuchar bien su voz mientras imparte sus clases de Formación del Espíritu Nacional, bien fuerte y severa, transmitiendo a sus alumnas un rabioso fervor patriotero.
    
    Lo que esta mujer tiene de hermosa, lo tiene de dura de carácter. De mujer sumisa, absolutamente NADA ni tampoco el culmen de la feminidad y la delicadeza, para nada. Si con su mera presencia física ya impone, sumándole su carácter a la ecuación, es una mujer que pobre del que ose ponerle el dedito encima. Con más cojones que muchos hombres.
    
    Su belleza, su fuerte carácter, mi noble intención de encontrar un fondo sensible en una persona aparentemente tan de hierro... Más de una vez la he escuchado riendo bien fuerte y a carcajada limpia en medio de conversaciones con otras instructoras, pero desde lejos, una risa que podría parecer de mala bruja. Pero todavía nunca la he visto sonreír. Me pregunto cómo debe de ser su sonrisa. Una especie de magnetismo en esa mujer me estaba enganchando a ella inefablemente.
    
    No sabía cómo ...
    ... descifrar lo que estaba sucediendo en mí... Hasta que llegó aquel día, de buena mañana. Estaba de espaldas revisando unos documentos y de repente escucho como unos lentos pasos en forma de taconeos se acercan lentamente a mí.
    
    –Buenos días, Cándida –escucho de repente, en un tono amenazador y pícaro al mismo tiempo. Me sobresalto y de repente me volteo. Es esa mujer. Es la primera vez que me dirige la palabra. Esta mirada de sargento detrás de sus grandes gafas, su atuendo paramilitar con la camisa azul de manga corta, llena de condecoraciones de plata y abotonada con sus grandes pechos abultando bien debajo, el cinturonazo ciñiendo bien su falda negra larga hasta las rodillas, debajo de la cual intuyo unas grandes caderas y nalgas y unas botazas altas negras de cuero, plataforma y tacón, que estilizan bien sus largas y blanquísimas piernas y la hacen todavía más alta de lo que ya es. Joder, qué mujer. Como impone. Normal que todas le tengan miedo. Nunca he visto una mujer que imponga de esta manera. Siento los nervios a flor de piel.
    
    –Uy... Bu... Buenos días. P... Perdona... Estaba muy absorta... En... En el trabajo... –balbuceo– Dime –le digo, recobrando la compostura y con suma atención y excesivo respeto.
    
    Puedo ver como su rostro muda lentamente a una mirada y una sonrisa pícaras y canallas. Una sonrisa un tanto peculiar a la par que hermosa a mis ojos. Entonces, lo supe. No, definitivamente no era una simple admiración y a pesar de también tenerle cierto miedo eso que ...
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