Elda, la instructora de la Sección Femenina. I
Fecha: 26/06/2025,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Amor clandestino, Fuente: TodoRelatos
... lo importante es vivir el día a día, tragarse a palo muchas penas y sentimientos, trabajar, estudiar y no meterse en líos.
«Bueno, ya llegará el hombre correcto», pensaba. Aunque por otro lado, sentía que en relación a este tema había algo extraño en mí, como que algo no casaba, todavía no lograba discernir exactamente el qué, o al menos por miedo no quería verlo, pero fue aquel verano de 1950 que me descubrí mejor a mí misma.
Ok
Fue concretamente en el mes de agosto cuando cambié de empleo y me salió un trabajo mejor pagado con diferencia, de conserge en un centro muy famoso en el país de formación de instructoras de juventudes de la Sección Femenina del Movimiento Nacional, situado en Castilla y León, concretamente en la provincia de Valladolid, donde me tuve que trasladar.
La incertidumbre y el miedo de si llegaban a descubrir el pasado de mi familia fueron mis fieles compañeros de viaje. Me estaba lanzando de lleno a una piscina que no sabía si estaba llena o vacía. Mis padres me advirtieron que tuviera muchísimo cuidado con esta decisión que iba a tomar. De la Sección Femenina, siempre he escuchado conversaciones en el círculo social de mis padres (gente de izquierdas o al menos de mentalidad muy avanzada para la época en que estamos) y que se educa a las mujeres para ser sumisas amas de casa y estar a disposición del marido al cien por cien. Al mismo tiempo también he escuchado hablar que muchos de los valores que predican son de boquilla, que hay muchas ...
... instructoras y demás mujeres que ejercen altos cargos en ella que llegan a tener más mala leche que un guardia civil y que algunas son bastante «marimachos» y lesbianas de puertas para dentro y que cuando pueden aprovechan la ocasión para meterle mano a alguna pardilla despistada, sobre todo si son de las que imparten educación física.
Yo no sé hasta qué punto son o no ciertas todas estas afirmaciones, aunque solo estaba convencida de un hecho: allí me esperaba un ambiente de disciplina muy rígida, rozando lo militar. Y así exactamente fue.
Los primeros días fueron un poco complicados para mí, estaba bastante nerviosa y un tanto incómoda, ya no por el trabajo sino por el lugar y por el ambiente, pero poco a poco me fui acostumbrando. Mis principales tareas diarias consisten en abrir y cerrar las puertas de los dormitorios y del cuarto de baño a las estudiantes aspirantes a instructoras y a las instructoras, redactar y rectificar documentos con la máquina de escribir, entre otras responsabilidades inherentes a mi nuevo puesto de trabajo. Algo que me empieza a parecer un tanto extraño con el paso de los días es que todavía no me he comunicado cara a cara con la directora, tan solo a través de notas. Gracias a sus notas, el primer día supe en qué habitación me toca dormir y también gran parte del trabajo documental que tenía que hacer día a día por aquel entonces.
Mi sentido de la vista empezaba a ser invadido por muchas mujeres en tropel arriba y abajo vestidas con camisa ...