El arte de mi hijo - Relatos Eróticos

El arte de mi hijo

... cuerpo.

Mi mente subconsciente debió haber captado la pregunta de Javi y me dio la respuesta: Efectivamente, La enorme polla de mi hijo podría llegar hasta mi útero, sin ningún problema.

Sin pensarlo, apenas susurré:

- “Es demasiado grande, No creo que pueda entrar Toda dentro de mí”.

De alguna manera, mi mente se desconectó y no sentí como mi hijo volvió a colocar mi mano derecha alrededor de su polla.

- “Es mas gruesa que tu muñeca, observa”

No sé si fue mi visión de artista queriendo confirmar dimensiones, pero como un reflejo lleve mi otra mano empuñada junto a su polla para compararlo con mi muñeca, el resultado me dejo sin palabras, mi muñeca lucia delgada en comparación al miembro de mi hijo.

Antes de que pudiera reaccionar, Javi comenzó a empujar suavemente sus caderas, adelante y atrás, adelante y atrás.

Pude observar cómo la cabeza de su polla se asomaba en mi mano al mismo tiempo que comencé a sentir sus palpitaciones. Un segundo después, apretó su mano alrededor de la mía y gimió: “¡Aah! ¡Ahh! ¡Ahhh! ¡Aaahh! ¡Ahhhhhh!” Con este último dejó salir todo el aire de sus pulmones.

Pero, con cada uno de sus cinco gemidos, un chorro blanco y espeso salió disparado de la abertura al final de su pene dirigido directamente hacia mí. Cuerda tras cuerda del esperma y semen golpearon contra su madre con toda su fuerza.

Eso me despertó de mi trance. Grité:

- “¡JAVI! ¿Como pudiste? ¡Soy tu madre!”

- “Si, eres mi madre y nosotros, tú y yo, ...

... vamos hacer un bebé. Dime ¿Qué pasaría si todo este semen llegara DENTRO de ti? ¡Piensa en ESO, mamá!”

Esas palabras me siguieron fuera de su habitación. Me levanté de la silla y corrí hacia la puerta. No me detuve hasta que llegué al baño y cerré la puerta detrás de mí.

- “¡Nooo! ¡Nooo! ¡Nooo!”

Susurre una y otra vez. ¿Qué ha pasado? ¿Qué había hecho? Se me vino a la mente:

- “¡Masturbé a Javi! ¡Le acabo de hacer una paja a mi propio hijo!”. susurré para mí misma.

Corrí al fregadero para lavarme las manos, probablemente tratando de limpiar la mancha de mi acción de mi mente y alma. Lo que me saludó en el espejo me impactó aún más.

A través de mi sudadera gris claro había cinco largos rastros de una sustancia pegajosa de color blanco perlado. La mayoría de las partes tenían un ancho grosor. También había algunos rastros donde se habían acumulado grandes cantidades. Cada río pegajoso tenía más de 30cm de largo.

El material de mi camiseta había absorbido la humedad, oscureciendo las áreas circundantes.

Estaba empapada en el semen de mi hijo. Nunca había imaginado que un ser humano pudiera generar tanto semen.

Mi atención había estado tan concentrada en mi ropa que me tomó un segundo notar algo más. Algo que pensé que nunca vería. Una de las estocadas de Javi había apuntado aún más alto.

En diagonal, a través de mi cara, como una cicatriz blanca, corrió una cinta de semen. Un poco estaba en mi cabello y luego siguió hacia abajo a través de mi mejilla ...