El arte de mi hijo - Relatos Eróticos

El arte de mi hijo

“Javi es sin duda el estudiante de arte más talentoso que he tenido el privilegio de instruir”, dijo la Sra. Ramos.

La Sra. Ramos era una mujer mayor de unos 60 años. Llevaba gafas gruesas y redondas. Se inclinó hacia delante y señaló con un dedo que puntuaba casi todas las palabras que consideraba “importantes”.

Ella había sido la maestra de arte de mi hijo Javi durante tres años, siendo este el cuarto cuando comenzó su último año en la preparatoria. Javi se había quejado de ella en varias ocasiones: cómo actuaba, cómo sonaba, cómo hablaba. Se había quejado mucho de ella.

Sin embargo, esta era la primera vez que ella se quejaba de él. Me llamaron para una reunión privada con la Sra. Ramos después de que terminaran las clases en la escuela. Incluso Javi no sabía de mi encuentro con su maestra.

- "Señora. Ramos”, dije, “¿Podemos hacer esto rápido? Tengo que volver a la iglesia y prepararme para el servicio del domingo. Como sabe, ser la esposa de un pastor en una comunidad pequeña puede consumir mucho tiempo. Solo estamos mi esposo el pastor Ed, nuestro hijo Javi y yo, que Dios nos bendiga, por habernos encargado de todos los detalles que deben hacerse. ¿No podemos hablar sobre el arte de Javi otro día?

- “Ojalá pudiéramos, señora Valencia”, dijo.

- “Por favor, llámeme Gaby”, dije. No me gustó la capa adicional de formalidad que agregan los títulos asociados con el clero.

La Sra. Ramos respiró hondo, parecía que no quería estar en esta habitación más ...

... que yo en este momento.

- “Gaby, como mencione, su hijo tiene un talento increíble. Pintura, escultura… todo lo que se proponga en relación con el arte se abre y florece en su mano. Pero, lo más destacable son sus bocetos a mano alzada. Son impresionantes. Cada uno tan realista”.

- “Sí, los he visto, por supuesto. Siempre parece estar dibujando en casa —dije. “Pero, no entiendo ¿Por qué me dice esto, hay algo que deba enterarme?

Ella asintió y luego levantó una libreta de dibujo de pasta gruesa. Lo sacudió ligeramente antes de dejarlo caer sobre el escritorio que nos separaba.

- “Esto quedó atrás hoy cuando todos los estudiantes se fueron a casa. Esta libreta es Javi. Él se sienta en la última fila y debe haberse caído de su mochila”.

Lo tomé y respondí: "Me aseguraré de dárselo cuando llegue a casa, pero no creo que haya valido la pena una reunión hasta aquí para--"

- “Es el contenido, señora Valencia. El Contenido."

De repente, sentí que llamarme "Gaby" no era el tono adecuado para esta reunión.

- “Siempre he disfrutado de observar el arte de mis alumnos. Tal vez sobrepase un poco la privacidad de Javi, pero quería ver qué estaba haciendo artísticamente. Ojalá nunca lo hubiera abierto”.

- "¿No entiendo? Javi es un buen chico. Es hijo de un pastor y siempre ha sido un estudiante modelo”, dije.

- “Si hubiera sido cualquier otra persona”, miró hacia abajo antes de continuar, “habría llevado esta libreta con el director. Pero como soy miembro de su ...