1. Mi vecino Adrián, mi obsesión


    Fecha: 09/06/2024, Categorías: Hetero Autor: Pieldemanzana, Fuente: TodoRelatos

    ... glande. Sentí su estremecimiento.
    
    No sabía cómo reaccionar. Estaba allí, sentado a mi lado, su mano en mi pubis, sus ojos quietos en el mismo lugar mientras mi mano apretaba aquello que tanto deseaba.
    
    Parecía no creer lo que estaba pasando. Di un paso más y tiré de su pantalón corto hacia abajo, hasta liberar aquel pene que me obsesionaba. Brincó al verse liberado. Realmente era enorme. Me relamí al verlo.
    
    Él se limitó a dejarme hacer. Su mano casi se paró al sentir que la mía lo aferraba con ganas. Haciendo que su respiración se entrecortase.
    
    Un paso más. Agaché mi cabeza hasta reposarla en su muslo. Solo emitió un pequeño quejido cuando la introduje entre mis labios. Su mano resbaló hasta quedarse posada en mi muslo, acurrucada entre ellos mientras yo trataba de tragarme aquella cosa enorme. Cosa imposible.
    
    De pronto dejó de ser aquel vecino gentil y simpático para pasar a ser un hombre, pasó a ser otra cosa, el objeto de mi deseo de tantas noches de sexo en soledad pensando en él. Estaba allí, casi impávido, inerte, quieto, mudo.
    
    Me dio igual su quietud, solo quería llenar mi boca de aquel miembro tantas veces soñado. Lamí y chupé hasta que sus gemidos delataron que seguía vivo. Su mano resbaló por mi cadera hasta alcanzar mi culo. Tiró de la falda hasta dejarlo descubierto, hasta que enterró sus dedos en mi carne. Hundí su glande hasta mi garganta, hasta sentir arcadas. Mi saliva desbordaba mi boca y mi mano la untaba por todo aquel tallo grueso y ...
    ... largo a modo de vaselina.
    
    Me coloqué de rodillas en el sofá, dejando que su mano hiciera a un lado mis bragas para poder tocar mis profundidades, mientras, sentía el calor de mi boca en su entrepierna.
    
    Sus dedos jugaron lo justo conmigo como para hacerme respirar agitadamente. Lo dejé hacer mientras seguía afanada en sentir aquel miembro desencajarme las mandíbulas.
    
    La saqué un poco para poder tomar aire, la miré; joder, la quería dentro de mí.
    
    Pareció que leyese mi mente. Tomó mi cabeza con sus manos y la puso a la altura de su cara mientras me hacía sentarme sobre sus piernas. Sus manos abrieron mi camisa, desabrocharon mi sujetador y liberaron mis pechos que lamió y chupó mientras hacía resbalar aquel glande suyo entre mis glúteos y mi coño.
    
    Como pude, introduje una mano entre él y yo para poder acercarlo a mi entrada delantera. Levanté lo justo mi culo cómo para sentir su presión contra mi clítoris. Me fui dejando caer lentamente, sintiendo como entraba. Disfrutando como lo hacía, casi haciéndome daño. Su boca seguía entretenida con mis pechos y sus manos se hicieron dueñas de mis glúteos, que separó hasta sentir que me partiría en dos.
    
    Unos momentos después yo cabalgaba enloquecida, sintiéndolo hasta lo más profundo de mí. Hasta notarlo más allá de donde nunca nadie llegó.
    
    Me levantó en vilo mientras se ponía en pie, sin sacar ni un centímetro de mí. Me apoyó contra la pared y me dio hasta cansarse. Yo trataba de mantener el contacto rodeándolo con mis ...