1. Mi vecino Adrián, mi obsesión


    Fecha: 09/06/2024, Categorías: Hetero Autor: Pieldemanzana, Fuente: TodoRelatos

    ... y se dirigió hacia su cuarto para ponerse algo encima.
    
    Yo no sabía bien si disimular, sonreír, fingir que no había visto nada o qué. Volví a darle un trago a mi cola. Ana creo que también fingió que no había sucedido nada.
    
    No tardó mucho Adrián en salir. Un pantalón corto, una camiseta algo suelta y una sonrisa en su cara. Como si no hubiese pasado nada se sentó a mi lado. Fue automático, sentarse y apretar con su gran mano mi rodilla. Casi tiré la cola al retorcerme. Soltó una carcajada y retiró la mano.
    
    Ana lo miró con gesto de reprobación en su cara. Ya no era una niña.
    
    Charlamos de algunas cosas, su trabajo, mis estudios, Ana puso una bolsa de patatas fritas en la mesa y una cerveza a su marido, pero siguió pendiente a la telenovela.
    
    Yo, a pesar de todo, no podía quitar de mi cabeza la imagen de aquel pene entre sus piernas. Sin estar erecto se veía bien grande.No es que hubiese visto muchos a mi corta edad, apenas dos, y aquel les ganaba. Francamente, me hacía sudar el pensarlo. Por otra parte, estaba allí, sentado a mi lado, con aquel perfume que tanto conocía desde pequeña. Su pantalón corto mostraba todo aquello apretado al lado de mi pierna. Si, me puse “tierna".
    
    Busqué una excusa y casi salí de allí de estampida. Me sentía muy húmeda.
    
    Entré en casa como una exhalación, irrumpí en mi cuarto y cerré con pestillo la puerta tras de mí. Me dejé caer en la cama. No tardé en tener la falda arrollada a mi cintura. Toqué mi pubis y estaba empapada la ...
    ... braguita a esa altura. Estaba como una moto.
    
    En mi mente se repetía una y otra vez aquella imagen, aquel miembro bamboleándose entre sus piernas. Fue muy impactante.
    
    Mi mano apretó mi pubis y un escalofrío me recorrió. Quería más. Bajé las braguitas a media pierna y pude sentir mi estado real. Estaba encharcada. Abrí las piernas y comencé a masturbarme como aprendí a hacerlo cuando dejé atrás mi infancia. La mejor cosa que una amiga pudo enseñarme. Ambas lo hacíamos frecuentemente cuando dormíamos juntas con la excusa de tener un examen. La masturbación a dúo.
    
    Mis dedos sabían cómo hacerlo. No tardé mucho en respirar apresurada mientras, en mi mente, aquel pene me penetraba sin parar. Gemí largamente cuando alcancé el orgasmo.
    
    Una vez relajada me paré a pensar en qué me había pasado. Adrián era algo así como un segundo padre, pero, aquella tarde cambió mi forma de mirarlo. Descubrí que me ponía, me ponía muchísimo. Nunca lo hubiera pensado, pero era la realidad.
    
    A partir de aquel día mis visitas se hicieron más frecuentes a casa de los vecinos. Confieso que esperando a que se repitiera la escena, pero, esto, no pasó nunca más. Me comencé a obsesionar. No podía quitármelo de la cabeza. Mis fantasías nocturnas siempre daban vueltas a aquella imagen y siempre acababan de igual forma.
    
    Un mes después decidí que tenía que ser yo la que diera el paso. Igual aquello terminaba mal, pero …
    
    Toqué en la puerta un día más. Para sorpresa mía fue Adrián quien la abrió. Su ...
«1234...»