La caída de Marta 2
Fecha: 14/03/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Mellow, Fuente: TodoRelatos
... podido ir recuperándome hasta poder contestar a tus WhatsApp
—¡Lo lamento tanto cariño! Sé que es imperdonable mi comportamiento. Esto no volverá a repetirse enfaticé, no sé si con mucha o poca convicción. Me veía ridícula escenificando una situación irreal, basada en patrañas, ¡en qué tipo de persona me había transformado, mi vida había cambiado en tan solo unas horas!
Pedro me cogió del brazo y me condujo hasta el sofá del salón donde me obligó a sentarme, él se colocó en un sillón anexo justo enfrente de mí. Su inquisitorial mirada, el dominio de la situación, pese a ser la víctima, lo hacía como nadie, su experiencia, su madurez y clase fueron siempre gran parte de su atractivo, lo que me llevó a enamorarme perdidamente de él. Me costaba sostenerle la mirada, pero hice un esfuerzo ímprobo para no desmoronarme. Me estaba jugando toda una vida en unos minutos. Además, me encontraba muy incómoda en el sofá sin ropa interior, atemorizada por si lo descubría. Con una separación no sólo me jugaba el amor y la compañía de mi marido, también un quebranto económico de consecuencias desconocidas. Nuestrostatus me permitía no trabajar y aunque teníamos algunos bienes en común, como el piso, mi futuro se volvía incierto.
Continuamos hablando y parecía serenarse la situación cuando, de repente, Pedro me levantó con furia, me atrajo hacia él con una mano utilizando la otra para "magrear" con deleite mi trasero. Percibió al instante que no llevaba bragas, por lo que me levantó ...
... con violencia el vestido y me espetó a la cara:
— Pensaba que eras puta pero no de este nivel. ¿Vas sin bragas a las 6 de la mañana por alguna razón o es que tenías calor y simplemente te las has quitado? ¿donde las tienes?
Se me acababan las excusas, mis ojos se pusieron vidriosos por el dolor que le estaba ocasionando, pero debía seguir con mi actuación:
— Pedro, mi estado era tan deplorable que se me descontroló el pis y tuve que tirar el tanga a un contenedor, no me preguntes cuándo ni dónde, pero debes creerme cariño. No te puedes imaginar lo mal que lo he pasado.
Tras unos segundos eternos, inesperadamente, se acercó para comerme la boca con desatada lascivia. También volvió a sobar mi culo, esta vez con ambas manos y con un descaro inhabitual en él, seguidamente me aventó con fuerza sobre el sofá. Se había transformado en un animal, me hacía daño en los brazos, en mis nalgas, también en el cuello; palpó mi ya sobado clítoris con brusquedad. Deseaba que su lengua no invadiese mi zona íntima donde podían quedar restos de la corrida de Alex, pero mis deseos no se cumplieron, separó mis piernas levantándolas y sujetándolas con sus manos, aproximó su boca hacia mi coño reaccionando enseguida:
— ¿Qué es esto? ¡Sabe raro! No es el sabor de tu coño. ¿Qué hay aquí? Dijo, sacando un hilo viscoso de flujo de su boca, posiblemente mezclado con restos de la corrida de Alex. ¿Trataba de ponerme una trampa para provocar mi confesión?; Como me la jugaba al todo o nada ...