La caída de Marta 2
Fecha: 14/03/2024,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Mellow, Fuente: TodoRelatos
Apresuradamente, antes de vestirme intenté acceder al baño para lavarme mis partes íntimas, pero Alex se interpuso en mi camino; el muy cabrón no me dejó utilizar tan siquiera el bidé, me vacilaba continuamente por lo que desistí y sirviéndome de unos kleenex que llevaba en el bolso conseguí eliminar los restos más visibles de su lefa. Sujetándome del brazo, con displicencia, me susurró al oído:
-- “Quiero que conserves mi esencia dentro de ti, que me recuerdes permanentemente y que no te sientas culpable. Has sido una buena zorra y no puedes dejar de serlo sin más”, dijo esbozando una sonrisa que delataba su enrevesado carácter, nada que ver con el cariñoso y sensible Alex de la cena.
--¡Valiente hijo de puta! pensé, pero no podía permanecer por más tiempo en su casa así que cogí el móvil, mi bolso y por alguna razón que quizás un buen psicoanalista podría explicar, el plug anal, ese regalo envenenado que me dejó en la mesilla. Naturalmente di por perdido el tanga por lo que no tendría otro remedio que volver sin él. No dije ni adiós, pero di un estruendoso portazo que seguro alarmó y despertó a algún vecino dadas las intempestivas horas que eran.
Esperando el ascensor, durante un lapso que me pareció eterno, Alex entreabrió la puerta de su casa totalmente desnudo, la flacidez de su miembro no lo afeaba, al contrario, lo hacía igual de tentador; nos cruzamos unas miradas retadoras, interminables; en cualquier caso, mi determinación para acabar cuanto antes con este ...
... affaire era absoluta, así que una vez llegó el ascensor me introduje en él tratando de reafirmar mi indiferencia.
Al bajar la tensión sexual afortunadamente comienza a funcionar tu lado racional, tu actitud pasa a ser natural y no la de una mujer subyugada a un macho alfa cualquiera así que me cuestioné si tenía la suficiente entereza para soportar este oprobio. Debía ser firme y desconectarme como fuera de esa súbita adicción de la que era objeto.
Mi cabeza era un auténtico torbellino, sufría una jaqueca insoportable tanto a consecuencia del alcohol como a la delicada situación en la que me había metido; anduve callejeando por los alrededores durante unos minutos, pensando en una coartada creíble, ya encontraría un taxi más tarde, total ¿Qué importaba 1/2 hora más o menos? Posiblemente me estaban confundiendo con una furcia en busca de clientes.
Tras madurar dos o tres excusas diferentes me decanté por la que consideraba más convincente, menos comprometedora, así que al pasar un taxi por las inmediaciones le di el alto conminando al conductor a llevarme a casa rápidamente. En el vehículo aproveché para leer y contestar los innumerables WhatsApp's que me había mandado mi marido:
__ “Pedro, lo siento, no he visto tus llamadas, es imperdonable que no te haya contestado, se nos ha hecho tardísimo voy hacia casa, trataré de explicarte.”.
Durante el trayecto hurgué en el fondo del bolso en busca de un sencillo kit de maquillaje que llevo para emergencias, aunque, a ...