1. El cuarto oscuro


    Fecha: 18/01/2018, Categorías: Jóvenes Autor: teomiranda, Fuente: RelatosEróticos

    ... pudo disfrutar plenamente. Escuchó pasos, mejor esconderse, era ya imposible salir. Lo hizo tras la cortina de la única ventana de aquella habitación, cortina que estaba de adorno porque los cristales estaban pintados de color negro. Estaba bien segura que los pasos se dirigían hacia el cuarto oscuro, mejor no moverse. Trataba de controlar su respiración cuando los pasos se detuvieron justo en el interior del cuarto y se cerró la puerta. El cuarto quedó en una completa oscuridad, estaba asustada pero aún fue capaz de distinguir, cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad, a su prima y al tío Ricardo. El tío encendió una luz de un tono rojo que dibujaba en sus rostros una mueca espectral, hasta el punto de dejarles casi irreconocibles. Ahora pudo ver perfectamente como su prima se subió sobre una mesa; en pié dejó caer su falda hasta los tobillos y luego, repitiendo la acción, que de repetida y observada recordaba como ocurrida momentos antes en el baño, bajó su minúscula braguita. Fue bajándola despacio hasta los pies, y con una suave patada se deshizo de ambas prendas, dándole casi con ellas en la cara al tío Ricardo. Se sacó por la cabeza una camiseta de tirantes que llevaba y se colocó en cuclillas sobre la mesa imitando a alguna de aquellas mujeres que había en las paredes. Como le daba la espalda a Lola, ésta no podía ver que hacía exactamente con las manos por delante, pero imaginaba que estaba emulando a aquellas mujeres envivo para tío Ricardo. Tío Ricardo ...
    ... miraba todo esto aparentemente tranquilo. Con una mano tiró de la punta del cinturón del albornoz que vestía con lo que deshizo el lazo que lo mantenía cerrado y este se abrió. De nuevo apareció desnudo ante los ojos asombrados de Lola, dos veces en una tarde era demasiado. Los ojos de Olga no debieron denotar asombro, o al menos esto le pareció a Lola por el ningún gesto ni movimiento de su prima. A pesar del color rojo de la estancia, Lola al fijarse mejor pudo ver que la cola del tío ahora no era tan grande, no era tan brillante ni tan aparentemente dura como momentos antes, además su punta estaba cubierta por una especie de pellejo que él ponía adelante y atrás cubriendo y descubriendo la punta rosácea que ella había visto hacía bien poco algo más roja. Lola, en un par de ocasiones y sin saber por qué, estuvo tentada de acariciarsus partes, pero se asustó al notar que estaban totalmente mojadas, braguitas incluso, y pensó que el miedo o los nervios y esta situación habían hecho que se le escaparan unas gotitas de “pipi”. Un par de años más tarde descubriría la estimulación que determinadas imágenes y situaciones podían ejercer sobresus partes. Tío Ricardo no había dejado ni por un instante de practicar ese movimiento de vaivén con la mano que Lola ya conocía, con ello había conseguido que su cola tomara la longitud, brillantez y apariencia de dureza que ella observó instantes antes en la ducha. En ese momento Olga saltó desde la mesa y se arrodilló ante él, este la tomó con ...
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