Angel de la guarda (I)
Fecha: 01/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... Al principio quiso negarse a recibir el dinero, pero al ver que no estaba en posibilidades de rechazar la ayuda; bajó la cabeza y alargó la mano para tomar la ofrenda, instintivamente levantó la mano hacia su sostén y lo depositó entre la prenda y su seno izquierdo; parecía la prostituta que recibe el pago por los servicios prestados, sólo que esta vez aunque sí había prostituta; no hubo tal servicio. Quedé con mis amigos para almorzar juntos ese sábado y de esa manera definir algunos elementos estructurales del edificio, completar en borrador el diseño arquitectónico y ya con los datos completos, contar con toda la información en el análisis estructural. Bueno, son términos que tienen muy poca importancia en este relato, pero que describen las actividades que me mantendrían ocupado hasta bien entrada la noche. Todo esto, agravado por la natural rivalidad entre arquitectos e ingenieros, hizo que no pudiera regresar a mi casa antes de las 23:00 (hora local, no traten de averiguar que hora era en su país). La verdad que con tanto trabajo y el frío que comenzaba a endurecer mis huesos, no pensaba en otra cosa que no fuera llegar a mi casita y cobijarme dentro de sus cuatro paredes, tacita de café en mano. Subí hasta mi apartamento (en el piso 5) y con los dedos casi congelados trataba de encontrar la llave del refugio, cuando de reojo advertí que en las gradas se encontraba alguien abrazando a alguien. Pensé que podría tratarse de una chica del edificio que fuera de su casa ...
... atendía los requerimientos de su novio y ¿qué mejor lugar que las gradas del edificio donde vives? De forma disimulada volteé para identificar a la pareja y lo que vi no fue nada relacionado con el amor de pareja, sí; era amor, pero puro amor maternal; se trataba de Silvia que acurrucada abrigaba con sus brazos al fruto de sus entrañas y de esa manera evitar que el chico se muriera del frío que azotaba a la ciudad esa noche de invierno. El enternecedor cuadro me provocó una reacción de desazón, eso significaba que de la nada me había aumentado las preocupaciones, que ya de por sí eran muchas. Ahora reconozco que en ese momento salió a flote un egoísmo que a veces nos hace actuar olvidándonos del prójimo y me reproché el comportamiento mezquino que casi me hace olvidar que en cierto momento yo estuve en una situación desesperante, quizás más difícil que la de esta pobre y abandonada madre, por suerte; en ese momento cambié de actitud. Abrí la puerta y me dirigí hacia donde ellos estaban sentados para ofrecerles mi hospitalidad, ni vuelta que dar; no podía dejar que se congelaran en la puerta de mi casa, menos aún; cuando de por medio existe una criatura que paga las de Caín sin haber cometido pecado alguno, más que el de nacer en un país pobre y peor aún; ser pobre. Con cada paso que daba, podía ver cómo ambos tiritaban del frío que los castigaba, su piel estaba totalmente erizada y tenían una palidez similar a la de un cuerpo inerte. Le hablé a Silvia y le ordené que viniesen al ...