Angel de la guarda (I)
Fecha: 01/09/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... desayuno que preparó para su Ángel de la Guarda. ¡Eso! Creo que eso era lo que me impedía actuar de la manera que mis hormonas aconsejaban, el hecho que me considerara su Ángel de la Guarda. -¿Por qué un hombre como usted está solo? La pregunta de Silvia surgió de manera natural y sorpresiva para mí, por lo que no supe si responder con otra pregunta o contarle mi vida a esa perfecta extraña. Después de sopesar el impacto que podría tener mi respuesta, opté por esquivar los detalles de mi vida personal, no sé si con doble intención o por el afán de escuchar algún halago. -¿A qué te refieres con "un hombre como yo"?... Mi respuesta-pregunta la agarró desprevenida, con nerviosismo se levantó de la mesa y comenzó a disculparse por haber querido entrometerse en mi vida privada, que no tenía derecho y esas cosas; pero la verdad es que ella esperaba que le contara de mi esposa y mis dos hijos, por lo que deduje que estuvo escudriñando en mi estudio, que es donde tengo las fotos de ellos, debido principalmente a que es allí donde paso la mayor parte de mi tiempo. Me causó cierta gracia su actitud y decidí poner fin a sus mal argüidas disculpas, así que con lujo de detalle le comenté sobre mi esposa y mis dos hijos, que los quería mucho y todo lo demás que líneas arriba se relata. Incluso le dije que tenía algunos problemas con mi esposa, pero lo confesé sin ánimo de agraciarme con ella o indirectamente dejar alguna posibilidad de acercamiento entre nosotros, la verdad es que salió ...
... tal y como era. También le comenté sobre mi profesión, mi trabajo, mis planes y todo lo relacionado con mi actual situación. Quizá valga como aclaración que, estando casado he tenido alguna que otra aventurilla; pero siempre he confesado ser casado y con hijos, por lo que en esta ocasión hice lo de siempre; decir la verdad sobre mi estado civil y punto. Al finalizar mi exposición surgió la pregunta que se supone haría cualquiera; le pregunté sobre su vida. Siendo que al principio ella abiertamente me confesó sobre su sacrificada profesión, esperaba que me contara todo, pero me equivoqué; Silvia esquivó la pregunta y apresuradamente salió de la cocina con el pretexto de prepararse para no molestarme más y que junto con su hijo se irían del apartamento. -Usted ha sido muy bueno con nosotros, ya no debemos molestarle. Su actitud originó en mí un sentimiento encontrado, por una parte me daba pena que se fuera así nomás y por otra; me alegraba que esos extraños dejaran de perturbar la normalidad de mi existencia. Como esa noche ella no pudo trabajar, supuse que no tendría el dinero necesario para movilizarse ni para el almuerzo de ese día, por lo que busqué en mi bolsillo algo de dinero para facilitarle el alejamiento de mi vida y como no acostumbro a portar más dinero que el necesario para mis gastos cotidianos y un plus para eventualidades, le di prácticamente todo el que me quedaba, total; yo tendría que salir a almorzar fuera y aprovecharía para sacar algo más para mis gastos. ...