Mi ex cuñadita y yo
Fecha: 12/09/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
radio como si nada. En un momento la Pipi se sacó el short, se me sentó arriba y colocó mi pene entre los cachetitos de su cola sedosa y su bombachita para moverse y dar unos saltitos. Para no acabarle ahí mismo me detenía en la cara arrugada de la mujer, intentando deserotizarme. Hasta que se me ocurrió decir que necesitaba pasar al baño. Los ojos de la Pipi se iluminaron. Apenas me levanté y di unos pasos, ella dijo que iría al dormitorio a buscar una regla. Yo la seguí en realidad, y cuando entramos la empujé sobre su cama llena de ropa, y como quedó sentadita le acerqué la pija a la boca. ¡eeepaaa, mi cuñadito quiere que le tome la lechita?, fue lo que pudo pronunciar a duras penas, antes de tenerla casi enterita en la boca. Me la mamó con tanto ruidito, arcadas y jadeos que me fue imposible no eyacular como un conejo en su garganta. Sabía que ella estaba tan alzada que haría lo que le pidiese. Pero decidí volver a la cocina y dejarla calentita, al menos por un rato. En cuanto la mujer me habló de un triple femicidio en Floresta, yo trataba de acotar algo para seguirle la charla, aunque con mucha dificultad, ya que la Pipi se escabulló debajo de la mesa para frotar su cara en mi bulto primero, y luego para darle unos chupones a mi verga nuevamente afuera de mis ropas. Cuando la mujer se percató de que su hija andaba por el suelo bajo su mantel floreado quiso saber qué buscaba, y la muy zorra dijo que se le había caído un anillito. Entonces la mujer se levantó con toda ...
la modorra, cargó más agua hirviendo en el termo, guardó unas gaseosas en la heladera, sacó unas verduras, arregló el mate y volvió a su silla. En ese tiempo la Pipi me masajeó la verga con sus piesitos sentada bajo la mesa. Yo la veía que se colaba un dedo en la conchita, y que se quería sacar la bombacha. Yo la persuadí de que no lo hiciera, y entonces salió apurada diciendo que encontró su anillo. Se me tiró encima, me resopló su aliento fresco de mi leche en la cara, lamió mi nariz y me pajeó rapidito con una de sus manos, con la que no me metía sus dedos sucios en la boca. Quería que se los muerda. Claro que me lo pedía con gestos. También me ponía las tetas en la cara para que se las lama. Incluso se ponía mermelada en los pezones. El noticiero y el pronóstico del tiempo tenían embelesada a mi suegra cuando, de repente no quise desatender a mis instintos. Me acomodé a la Pipi como para que me abrace con las piernas, le entrecorrí la bombacha y le ensarté la pija en su conchita resbalosa, con algunos pelitos y super estrechita. Nos movíamos despacito. Más bien yo controlaba las envestidas para no advertir a la mujer. Sentía sus paredes vaginales apretándome la chota, cómo sus líquidos me empapaban los huevos y los esfuerzos que hacía para no gemir, y eso me excitaba más. El top de la radio indicó que eran las siete y media cuando sus pulsaciones se consumaban en una cogida silenciosa. En eso la mujer averiguó cómo estaban mis padres, qué fue de mi abuela y sus dolencias ...