Mi ex cuñadita y yo
Fecha: 12/09/2017,
Categorías:
Infidelidad
Autor: ámbar coneja, Fuente: CuentoRelatos
Mi nombre es Santiago, tengo 25 años y, últimamente estoy viviendo una etapa de fuertes decisiones, de cambios profundos, de fines y principios de ciclos. Trato de tomarlos con naturalidad, aunque este mundo sea demasiado exigente. Me recibí hace unos meses de técnico en informática, conseguí un laburo tranquilo en un call center, tengo más tiempo para juntarme con mis amigos, y me alejé un poco de los dramas familiares que pisotean al cerebro de cuanta persona entre a mi casa. También decidí cortar la relación con mi novia, por motivos varios que no vienen al caso. Puedo resumirlo en que Estefanía era muy posesiva, celosa sin razones, poco compañera y controladora. Y no es que yo tuviera algo que esconderle. Me hacía un planteo por cualquier cosa. Tenía prohibido tener amigas si estaba con ella, aunque le aclaré mil veces que son mis amigas de toda la vida. Cuando venía a mi casa, que por suerte era cada tanto, me sacaba plata de los cajones sin avisarme. Siempre la visitaba yo, para que no empiece con las excusas del micro, de que no tiene qué ponerse, o que se le hacía tarde para trabajar al otro día. Me revisaba el celular, le molestaba que fume y tome cerveza, que posteara cosas graciosas en el facebook, o que le diera un beso mientras tomábamos mate. En cuestiones de sexo, solo fue ardiente y pasional en los primeros días de noviazgo. Luego, había veces que no quería saber nada. Nunca me la chupó, ui me dejaba que se la chupe, ni que le acabe en otro sitio que no sea ...
en su conchita, y usando forro, y odiaba que le lama los pezones mientras cogíamos. Olvidate de pedirle la cola, acabarle en las tetas o en la cara! Encima se compraba de todo, menos ropa interior. Siempre usaba bombachas estiradas, gastadas y rotas. Fueron 3 años de constante sufrimiento, y por más que atesoraba la esperanza de que con 22 años madurase un poco, no hubo caso. Para colmo, había rumores de que me estaba cagando con otro. Ni siquiera quise averiguarlo, y corté por lo sano. No fue sencillo para nada. La invité a un café con la decisión en los bolsillos, y se lo dije todo sin anestesia. Por alguna razón los dos nos aferrábamos a continuar, sabiendo que ya era imposible darnos paz. Pero al fin terminamos. El tema es que, Estefanía tiene una hermana menor que ella. La piba es timidona, de carácter podrido con sus padres, simple para vestirse, habla rápido, en general se la ve en pantalones cortitos y remeras colorinches, hace ruido cuando come, se la pasa usando auriculares al palo y, aún no termina el secundario. La conocí al mes de salir con Estefi, como a toda su familia. En ese momento era una guacha que ya portaba unas lindas gomas, aunque a mis ojos le caían más que bien su sonrisa auténtica y sus perfumes frutales. No llega al metro sesenta y cinco, tiene ojos marrones, es algo rellenita y posee unas piernas morenas, ya que le fascina tomar sol. Casi no hablaba con ella. Apenas si nos saludábamos a veces, y de pasadas. Enseguida noté que es hiper mañosa, que ...