Humillada por mi propia carne
Fecha: 24/12/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... triunfante. Así, tratando de no pensar en lo que hacía y procurando hacerlo lo más rápido posible para que mi esposo no notara la ausencia, me levanté la falda hasta la cintura y me incliné sobre aquel archivador apoyando mis antebrazos sobre él. Mi trasero y mi coño quedaron totalmente expuestos ante él. Temblaba ante el pensamiento de lo que estaba a punto de pasarme, aunque sólo fue unos segundos. Enseguida le sentí maniobrar en su pantalón, bajarse la cremallera, y luego acercarse. La punta de su pene se introdujo en medio de mis nalgas. La sentía muy dura, grande y, sobre todo, caliente, muy caliente. Me la imaginé, por su tamaño, redonda y roja de excitación. Debía estar muy excitado tras ver cómo me masturbaba ante él. De nuevo volvían a mi mente los momentos anteriores de mi masturbación bajo la mesa... La punta del pene permaneció unos instantes a la entrada de mi vulva.. Luego entró suavemente y sentí su carne llenarme cada vez más hasta que estuvo todo dentro de mí. Le notaba que llego hasta adentro del todo, hasta lo más íntimo de mi ser. Me daba cuenta, con máxima vergüenza, de que estaba completamente dilatada y muy mojada, Así había podido penetrarme tan suavemente. ¿Pero cómo podía ocurrirme una cosa así con un hombre al que detestaba en estas condiciones? Volvió hacia atrás, saliendo casi por completo y, de nuevo, empezó a entrar otra vez. Sentía el calor de su pene rozando las paredes de mi vagina hasta llegar a la boca del útero. Debía estar excitadísimo a ...
... juzgar por el calor de su miembro. Repitió dos o tres veces y empezó a acelerar el ritmo. Contra mi voluntad, mis caderas empezaron a moverse siguiendo el mismo compás. Era verdad aunque yo no quisiera, pero no obstante todo respondía a lo que él había empezado a hacerme. Mientras, con los dedos había agarrado los pezones y los hacían girar suavemente entre las yemas de los dedos. Me vi por un instante, con la falda remangada hasta la cintura, las nalgas desnudas, el cuerpo aplastado contra el archivador y mientras, encima de mí, gozaba un desconocido... Luego no pensé nada más, sentí cómo un orgasmo violento me estaba envolviendo. Traté de resistirlo pero todo fue inútil... Justamente en ese momento mi marido llamaba: -Luci, Luci. ¿qué haces? ¡ven fuera que hay clientes! Me sentí perdida y traté de separarme inmediatamente pero él estaba igualmente a punto de correrse. Me retuvo clavada con sus manos de hierro. Eyaculó dentro de mí con suma violencia haciéndome sentir el golpe de su leche contra el fondo de mi cueva. Yo le seguí al instante en un enorme orgasmo multiplicado por el miedo y el morbo de la situación. Luego me soltó y un momento después yo ya estaba medio recompuesta y entraba en la agencia intentando asumir una expresión de lo más tranquila posible. Mi marido seguía con los papeles que tenía entre manos en su despacho y nadie se dio cuenta de nada. Esa noche no pude dormir. Tras del episodio del archivo y en un momento en que mi marido hablaba por teléfono me ...