Humillada por mi propia carne
Fecha: 24/12/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... reventar. Y yo aquí, con los ojos cerrados masturbándome cada vez más rápido, ante un desconocido y a escasos metros de mi esposo que, por fortuna, no se entera de nada. Me gustaría acariciar mis pechos al mismo tiempo pero, eso sería darle a entender... Aunque estuve muy cerca no llegué al orgasmo porque en un cierto momento se oyó el ruido de la silla de mi marido que se levantó para ir hacia el fax a recoger un envío de un cliente y, aunque estaba en las nubes, fui capaz de interrumpir mis movimientos. Como pude estiré la falda hasta donde llegaba, cubriéndome lo imprescindible. Me ardía el rostro pero, absorto en su trabajo, mi marido ni siquiera nos miró. Nerviosa y acalorada me levanté yo también para componerme, dirigiéndome a la parte trasera de la agencia donde tenemos un cuartito que hace de archivo y de almacén de toda la propaganda turística. Respiraba pesadamente. Me sentía arder por todo mi cuerpo ¿Cómo podía haber caído tan bajo?. El hecho de haberme excitado me hace sentirme además doblemente culpable. No estuve sola sino que de inmediato sentí la puerta que se abría. Era Jorge con su irónica sonrisa dibujada en los labios. -Muy bien, mi querida Luci, continúa por ese camino y pronto los negativos serán tuyos, dijo mirándome con aire de una fingida aprobación. Yo no supe contestarle pese a estar más tranquila. Su sola presencia me revolvía él estomago. Cuando él se me acercó tuve un gesto de asco y disgusto. Él se dio cuenta y malvadamente me sonrió: -No es ...
... necesario que te guste. -dijo en voz baja- ni siquiera te lo pido. Mejor aún. Lo importante es que sigas mis órdenes. ¡¡¡Déjame verte las tetas!!! -Pero ¿cómo?. ¿Ahora?.¡¡¡mi marido esta ahí afuera!!! -dije yo temblando -Mejor, así también habrá más morbo y un escalofrío de riesgo. ¡Venga, no me hagas esperar más! Temblando de miedo me desabroché los botones superiores de la blusa y extraje mis senos. Jamás uso sujetadores, tengo que reconocer que son dos pechos preciosos y Jorge así parecía apreciarlo al admirarlos. -Bien -.me dijo- ahora súbete la falda y apoya tus codos sobre ese archivador. ¡Estoy muy cachondo y voy a follarte desde atrás como a una perra!- ¡Seguro que te va a gustar mucho a juzgar por lo bien que te lo estabas pasando hasta que tu marido te interrumpió!. --No, no, no es posible -dije fuera de mí, por el miedo- Mi marido podría entrar en cualquier momento a buscar algo o al ver que ninguno de los dos esta en nuestro sitio. Además yo jamás haré el amor contigo: me das asco. Él sacó de la americana las fotos. -Bien -dijo- entonces ya ha llegado el momento de que tu querido maridito lo sepa todo. Y dicho esto se giró, dando la vuelta hacia la puerta para volver a los compartimentos de la agencia -No, no, te lo ruego -dije yo mientras las lágrimas me llenaban los ojos- haré eso que me dices, pero pronto, pronto,..¡Después debes jurarme que me darás las fotos y desaparecerás de nuestras vidas para siempre!. -Si eres buena, tengo por seguro que sí -respondió ...