Humillada por mi propia carne
Fecha: 24/12/2017,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... vergüenza me di fuerzas a mi misma y empujé lentamente la punta de aquel grueso rotulador hacia el interior de mi vagina, empujando cada vez más adentro, más al fondo. La verdad fue que no le costó demasiado entrar. Parecía que ya estuviera preparada e incluso bastante dilatada. Quizás húmeda por los anteriores movimientos de mis piernas que, pese a mi voluntad, habían logrado su inevitable efecto fisiológico para lubricarme. Asustada inmediatamente lo saqué ¿Estaba excitada?, No, no lo estaba pero mi cuerpo sí parecía estar a punto. De nuevo me topé con un gesto de Jorge quien echando mano a su chaqueta puso sobre la mesa el paquete de fotografías. Y, de nuevo comencé a mover el rotulador aunque esta vez por afuera, sin introducirlo, tratando de evitar así que mi organismo fuese a más o respondiera aumentando mi excitación. Lentamente lo deslizaba arriba y abajo. No sentí nada, sólo vergüenza y la humillación de estar así, semidesnuda, y mostrando mi interioridad a un desconocido. Me humillaba más todavía el mostrarme haciéndome una paja delante de él, fuera de toda la intimidad. Pero, al poco tiempo, después de unos minutos, contra mi voluntad, advertí que esas caricias no me eran indiferentes y que me estaba gustando tocarme, aunque mantenga la actitud inexpresiva y una mirada perdida. Aunque intento negarlo, me estoy excitando....¿Cómo era posible esto...? me pregunté. Y sin embargo es cierto. Comienzo a sentir calor no sólo en mi rostro sino en el resto del cuerpo. ...
... Incluso un ligero cosquilleo empieza a aparecer en el interior de mi vagina, pero debo mantener la calma. Sería terriblemente embarazoso que él se diese cuenta de esto o que llegase a darse a darse cuenta de que mi vagina esta empapada de jugos. Ahora ya siento el lápiz como algo fino, cálido y suave. Esto es demasiado y no me lo puedo creer, mi cuerpo esta respondiendo contra mi voluntad y estoy a punto de abandonarme. Intento de nuevo volver a la realidad para suplicarle que ya basta, pero ni siquiera lo consigo. He de admitir que una parte de mi ser, quizás la parte más pervertida de mí, estaba excitada ante esta situación. Mis pechos se han puesto duros como una piedra; noto la piel está muy tersa y tirante y los pezones duros, de punta. Tiemblo y me estremezco. Mis jugos emanan de mi vulva ahora ya como una fuente. El rotulador está todo mojado ¿Cómo es posible excitarse en una situación como ésta?. Quiero gritar pero ningún sonido debe salir de mi boca: sólo se me escapan leves gemidos contenidos que trato de disimular para que él no se entere ni mi marido me oiga. Pero los movimientos de mis piernas y los temblores de mi cuerpo me delatan. Cierro los ojos. ¡¡¡Ohhh, dios, pero si se oye ese ligero ruidito chop, chop, chop, que se produce al entrar y salir el rotulador en mi agujero!!!. ¡¡¡Hasta la punta de los dedos tengo empapadas!!! Trato de ocultar que estoy a punto de reventar de placer. Una ola de placer se estaba formando ya dentro de mi sexo como un volcán a punto de ...