La madre caliente de mi amigo
Fecha: 22/12/2017,
Categorías:
Sexo con Maduras
Grandes Relatos,
Autor: paul 24, Fuente: CuentoRelatos
Cierta noche, 9.30 pm. El ambiente se centra en el quinto piso de un edificio. Desciendo del ascensor, acercándome al número de apartamento indicado por mi amigo de la universidad, Mario. Toco la puerta, esperando ser atendido, al quedar de espaldas a la puerta. Una voz se logra escuchar desde dentro... - ¿Quién es? -una voz femenina, muy dulce, suena tras la puerta, aun sin abrirse. Doy una media vuelta, aclarando mi garganta luego de un carraspeo. - Buenas noches, mi nombre es Paul. Soy un compañero de Mario. Estudiamos juntos en la universidad -logro decir. -¿Se encuentra en casa? -pregunto. Luego de unos segundos, la puerta se abre, quedando bajo el umbral de la misma una mujer, que si bien es cierto no aparenta su madurez, se nota en la mirada que tiene suficiente experiencia en todos los aspectos. Vestida de una forma sexy, que deja ver sus deliciosos atributos, se deja ver de la siguiente manera: - ¿Buenas noches? -me saluda a modo de pregunta, aparentemente sin reconocerme ya que es la primera vez que nos vemos. - Buenas noches... -susurro dejando en suspenso la frase, dirigiendo la mirada a su delicioso escote, el cual deja notar unas tetas formadas. - ...Como le dije antes, mi nombre es Paul, compañero de universidad de Mario. Lo conozco hace poco y me dio esta dirección. ¿Se encuentra en casa? -digo y pregunto. La mujer que tengo delante nota mis miradas, pero se hace la desentendida. - El pasara el fin de semana en casa de su padre -responde. - ¿No te comunicaste ...
... con el antes de venir? -pregunta. - La verdad es que se me hace un poco extraño porque efectivamente lo llame antes de venir y me dijo que estaría aquí -respondo dando, de cuando en cuando, una mirada a esos pezones que se remarcan en la prenda de ella. - Vaya, entiendo. La verdad es que él es un poco olvidadizo... -susurra, desviando la mirada por encima de mi hombro, fijándose tras de mí. Acto seguido, vuelve a mirarme. - ¿Has venido solo? -pregunta con curiosidad, cruzando los brazos a la altura de su escote, abultando sus tetas a sobremanera. Sin creer lo que veo, me pierdo en ese paraíso de toronjas, para luego verla a los ojos. - Sí, he venido solo -respondo. - Entiendo -responde, sonriendo con más confianza- ...Lo pregunto porque conozco a la mayoría de amigos de mi hijo, pero a ti es la primera vez que te veo... ¿Vives cerca? -pregunta luego de agrega. Aquella mujer mantiene el cruce de brazos, por lo que al mirarme me pilla con mis ojos clavados en su generoso escote... - Ah, vaya... No -sonrió yo también- vivo algo lejos, a una hora aproximadamente -miento ya que no puedo irme de ese lugar sin haber fornicado con esa mujer madura de mirada penetrante y encantos desmesurados. - Wao, pues, en ese caso... -deja en suspenso la frase, girando la mirada tras de ella. Fijándose en su apartamento, vuelve a mirarme. - ... No lo sé, pero quizá pueda ofrecerte alguna solución para que sientas que no has venido en vano –agrega. - Vaya, yo encantado... ¿De que solución se trata? ...