1. Sexo con la tía Mary. La tía me hizo su hombre, yo la hice mi mujer


    Fecha: 22/12/2017, Categorías: Incesto Sexo con Maduras Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos

    ... Perdón por lo de bebé, solo es una expresión, quiero que sepas que te siento un hombre, joven pero hombre total, no es para ponerte mal pero sé de tus ganas, he visto tus calzones “almidonados” sé bien que significa, mi hijo también dejaba esas señales luego de estar “franeleando” (arrumacos y frotamientos) con su chica. Ahora déjame a mí… Me hizo tender a su lado, arrimarme bien, que le diera un abrazo, que me fuera haciendo amigo de su cuerpo de mujer, que sintiera latir su corazón, que bajara los breteles del vestido, que más abajo hasta la cintura. Enderezó su cuerpo para que aprendiera a soltar el broche del soutién, se giró para darme espacio y visión para realizarlo, decía que esa poca visión era mejor, que debía de aprender a hacerlo de memoria, y de ser posible con una sola mano, de esa habilidad muchas dependerá que puedas conseguir “el favor” de ella, son herramientas de conquista y posesión que debes aprenderte, dijo. Desprendí el soutién, ella retomó la posición de semi recostada sobre una mullida almohada, ahora me tocaba bajárselo, me llevaba de la mano. – Despacio, lento, debes despertar la calentura en ella, despacio, acariciarle los pechos, así… - habla y me guía con sus manos Aprendí a acariciar, a mamar esos pezones gruesos que sabía a miel, me ponía los senos en la boca, me enseñó a humedecer los dedos en mi boca o en la ella antes de mover el pezón. Hacerla sentir bien hembra, por cierto que lo estaba consiguiendo cuando comencé a olvidarme de todo y ...
    ... solo sentir mi propia calentura interior. Me había subido a la locomotora de la excitación, que se las exprimía y hasta se las mordía. Ella también se subió a mi calentura y se dejó llevar, comenzaba a excitarse, movía sus piernas, frotaba sus muslos. Todo era poco para calmarnos. Hábil para manejar la situación, elevó las rodillas, para dejarme estar más cómodo para mamarla. Le había hecho sentir la dureza del miembro frotarme contra su muslo, por eso me fue llevando hasta quedarme entre sus piernas, contenido entre sus rodillas, la pelvis bien elevada para que pudiera seguir frotándome sobre su pubis. De algún modo estábamos teniendo sexo, con ropas y sin mencionarlo seguimos frotando nuestros sexos, ella podía sentir mi verga presionando sobre su vagina. Comenzó a controlar sus gemidos. Ahora puedo que ese momento que sus gemidos fueron más estrangulados en su garganta, pero más intenso el abrazo, y sus besos y todas esas expresiones tan vibrantes, que se repetían varias veces hasta dejar de apretarme, suspirar como recuperando el aliento, que eso que le sucedió fue un prodigioso orgasmo conseguido a expensas mías. Yo también estaba lidiando con mis propios demonios, ya sin importarme casi nada, comencé a moverme, a agitarme entre sus piernas sobre su pubis, pero sin dejar de oprimir sus bubis y lamerla toda. Cuando me llegó el momento sublime de eyacular, lo hice sin reparos, unos chorros incontrolables surgieron de la vega, dentro del calzón podía sentir la inundación de ...
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