Sorpresas te da la vida
Fecha: 08/09/2017,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
hincar codos y demás ante los libros, decididamente, el buen Dios no me llamó, con lo que mi padre, más que harto ya de pagar mensualidades de colegio de curas, matrículas, libros etc. y yo sin aprobar ni el recreo, que ya es no aprobar nada, pues a mis quince añazos todavía anduvia a vueltas con tercero de Bachiller cuando debía estar en quinto, me metió de aprendiz de en un comercio de tejidos; por cierto, que aún recuerdo, perfectamente, mi primer sueldo, trescientas pesetas, en aquél, más menos, Septiembre/Octubre de 1955 Y la vida, el tiempo, siguió transcurriendo; yo pasé de aprendiz a dependiente, y mire usted por dónde, eso de vender, el trato directo con el público, no parecía sino que me lo daban hecho, pues se me daba a las mil maravillas. El tiempo, con su cortejo de años, siguió desgranándose día tras día, mes tras mes, año tras año. En 1962, año de mis veintidós “taquitos” de almanaque, me fui al Ejército, a cumplir mis deberes patrios, licenciándome en 1963, casi año y medio más tarde. Fue por entonces, 1964/65, que mi vida pegó el gran cambio pues, decididamente, me encaminé hacia la que sería mi profesión “de toda la vida”, Viajante de Comercio. El causante del embrollo fue un primo hermano mío, unos seis/siete años mayor que yo, afincado en Barcelona tras casarse con una hija de la tierra, bien colocado, además, en las oficinas de dirección de una fábrica de confección de señora. La cosa fue que a la tal fábrica le falló uno de sus ...
viajantes-representantes, por ictus cerebral del que, aunque se recuperó casi al 100%, no pudo ya volver a conducir, lo que dejaba libre una ruta, la que tal agente hacía. Al parecer la ruta se la ofrecieron, en primer lugar, a mi primo, pero a él eso, viajar, andar siempre de acá para allá, no lo quería ni en pintura, así que pensó en mí. Y a mí, eso precisamente, la aventura de viajar, andar siempre de sitio en sitio, de lugar en lugar, levantándome en un sitio, y acostándome luego, en otro distinto, me atajo cosa mala desde un principio. Y allí estaba yo, a inicios de Septiembre de 1965, al volante de un flamante Renault 4L, el famoso “Quatre Lattes” que dijeron, decían, “les francaises” o el no menos celebrado “Cuatro Latas” que decíamos nosotros, los españolitos de aquellos idus que se fueron para nunca más volver, iniciando viaje por primera vez en mi vida… Si dijera que no me costó trabajo, que no iba hasta un tanto asustado, mentiría… Aquello tenía mucho, pero que mucho, de ruptura con todo lo que hasta entonces fuera mi vida… Ruptura con mi trabajo de siempre, mis rutinas de cada día, el ambiente en que crecí, en que viví… La ruta asignada, en principio, fue algo así como la “Cenicienta” de las rutas de viaje, con el meollo manchego, Toledo, Cuenca, Ciudad Real y Albacete, como base de la misma con el aditamento, a modo de respiradero, de la provincia de Murcia, con casi tanta capacidad de compra como entre las anteriores cuatro juntas… Pero si antes, al pasar de aprendiz a dependiente, ...