Sorpresas te da la vida
Fecha: 08/09/2017,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
Yo, señores, aunque nacido en Madrid, soy oriundo de un lugar del que se puede decir es manchego y serrano a un tiempo, pues sus usos y costumbres son enteramente manchegos pero por su ubicación, en plena ladera de una importante serranía, a la que, precisamente, da nombre, es serrano. De la provincia de Albacete, en su ángulo sur-occidental, donde se unen las provincias de Albacete, Ciudad Real y Jaén. De ahí, de esta ciudad, que así reza en su escudo de armas, tildándola de “Muy noble y muy leal ciudad…”, es toda mi familia materna, desde mi madre y sus dos hermanas hasta ni se sabe qué generación; incluso mi hermana es natural de esta ciudad. Pues bien; sucedió que hacia mis ocho años, a mi prima Matilde, unos doce, años mayor que yo, le dio por casarse. Mi prima Matilde era la hija mayor de la mayor de las tres hermanas que fueron mi madre y mis tías. La cosa era que mi tía habíase casado bastante antes que mi padre y mi madre, más de diez años antes, para ser más exacto, con un señor de un pueblo de la provincia de Jaén, a unos ochenta kilómetros del solar ancestral de mi familia materna; y claro, para allá nos pusimos en marcha, mis padres, mi hermana y yo. De la boda de mi prima ningún recuerdo guardo, lo que significa que nada me llamó lo suficiente la atención, si exceptuamos dos únicas cosas: La comitiva que formamos los parentales (1) de mi prima y una niña, más o menos, de mi misma edad. La verdad es que la tal niña me impresionó cosa fina, pues la encontré ...
guapa de verdad… Vamos, que en muchos aspectos esa fue la primera representante del femenino sexo en quien yo ponía mis ojos, unos ojos, todavía, limpios, cándidos… ingenuos… La boda de mi prima para nada más dio, pues al mismísimo día siguiente, antes de que transcurrieran las veinticuatro horas desde que conociera a esa niña, regresamos al lar materno y, seguidamente, a nuestro habitual lugar de residencia, Madrid, la capital de España. Por cierto, que en el trayecto del lar materno a Madrid, hay un pueblo, una Villanueva, pero ésta de la Fuente, en tanto que el lugar natal y de residencia de la famosa niña aquella era otro Villanueva, el del Arzobispo. Pues bien, sucedió que, en un punto de dicho trayecto, escuché a mi padre comentar que el próximo pueblo era Villanueva… Y a mí, al punto, me saltó el corazón en el pecho, esperanzado en volver a ver a la niña de marras al atravesar su pueblo… Cosas de la inocencia, la candidez de los niños de la época, esperar ver a una persona en particular con sólo pasar por su “Patria Chica”… En fin, que todo anhelante, pregunté a mi padre si esa Villanueva era la del Arzobispo siendo su respuesta para mí como un jarro de agua no ya fría, sino helada, gélida, pues, desde luego, no lo era, sino la “de la Fuente” Y ahí quedó todo, con mi, digamos, primer amor fenecido antes, incluso, de ser capullo en flor. El tiempo fue pasando y de aquella famosa niña ni memoria siquiera me quedó. Empecé el Bachillerato, pero por los vericuetos del estudio, ...