Cristina, Invadida por el deseo Cap I
Fecha: 08/05/2019,
Categorías:
Infidelidad
Tus Relatos
Autor: Dantes, Fuente: computo.ru
... marido. Humíllelo metiéndomela hasta el fondo.
Oí su risa malsana. Aseguró la punta de su miembro en la entrada de mi vagina, y de una sola embestida me lo clavó entero. Sentí que se abría paso hacia adentro como un taladro implacable, y lancé un grito desgarrador. Se quedo así un momento, con todo ese pedazo de carne dentro de mí. Nunca me había sentido poseída a tal extremo; el dolor y el placer se confundían en una exquisita experiencia.
De pronto inició un violento mete y saca: me tenia cogida de las caderas y me atraía hacia él con la misma furia con que me estaba clavando. Pude sentir que su barriga oprimía mi cintura cuando se inclinó para agarrarme las tetas. Estaba sobre mí, follándome salvajemente. Yo tenía las piernas juntas, los codos apoyados sobre la mesa, dándole espacio para que manoseara a su gusto mis pechos. Me tenía montada como a una potranca, y volví a experimentar el tortuoso impulso de fingir desagrado y dolor.
―¡Aaayyyyyy!... ¡Me duele!... ¡Me está partiendo, don Tito!... ¡Deténgase, déjeme! ¡No puedo hacerle esto a Pablo! ¡Viejo asqueroso, deje de violarme!
—¡Cállate, maldita puta, apenas estoy empezando! —vociferó—. ¡Qué rico metértela entera! ¡No dijiste que serías mía si te la metía así? ¡Ahora eres mía para siempre! ¡Mañana, cuando el pelotudo de tu marido esté trabajando, yo vendré a culiarte otra vez! ¡Y me estarás esperando! ¡Me esperarás porque estarás hambrienta, hambrienta de mi pico y de mi semen!
―Sí, don Tito... ¡Aaaayyyyyy!... Lo ...
... voy a esperar... ¡dispuesta a todo!... Voy a ser su perrita... Uuuuyyyyy... La mujer de Pablo… ¡va ser su perraaaa!... ¡Aaahhhh!... ¡Aaaaahhhhh!...
Entonces estalló mi segundo orgasmo. Fue largo e intenso, pero no me dejó satisfecha. Necesitaba más.
El viejo se detuvo. Sin embargo, no me lo sacó; se quedó quieto detrás de mí, con su enorme miembro clavado hasta mis entrañas. Yo sentía palpitar adentro aquella monstruosa culebra que parecía tener vida propia, y no tardé en empezar a moverme con un suave vaivén; ahora era yo la que me estaba comiendo su falo. Un momento después, el viejo respondió con nuevos ímpetus, invadiéndome hasta que mis nalgas se pegaban a su ingle, angustiadas por no poder seguir engullendo más allá. Sentía el áspero roce de su miembro al salir de mí y al volver a entrar, y también el de su peludo cuerpo en mis muslos y en mi cola.
―Eso, puta calentona... Comételo con la chucha... Muéstrame que mi pico te vuelve loca… ―murmuraba el viejo mientras me manoseaba las tetas―. Ahora más rápido... Aaaahhhhh… ¡Más rápido, te dije!―. Y volvió a castigarme las nalgas con violentas palmadas.
Aceleré mis movimientos. Ahora él no se movía; era yo la que, bajo el yugo de sus golpes, devoraba su verga en un mete y saca descontrolado, mete y saca, mete y saca, mete y saca… como una yegua complaciendo a su jinete. Me daba cuenta de que le encantaba mirar cómo yo misma me daba placer recorriendo de entrada y salida su enorme miembro con mi vagina. Sabía que gozaba ...